FRANCISCO REYES / TORONTO /
“Sabemos que uno de los grandes problemas de la juventud actual es la falta de identidad, especialmente cuando las personas tienen que moverse de un país a otro o nacen en un país donde van perdiendo poco a poco sus raíces culturales”.
Con esas palabras inició la conversación la artista plástica y sacerdotisa maya Chiqui Ramírez, quien, junto a la también artista plástica Karina García, han desafiado limitaciones financieras y prejuicios para crear una cabeza olmeca que será exhibida de manera permanente en la rotonda del Metro Hall de esta ciudad.
La exhibición de esta escultura de origen ancestral está programada para la primera semana de octubre, en la celebración del “Mes de la Herencia Hispano Latinoamericana 2017”.
La celebración, auspiciada por el Consejo Canadiense de la Herencia Hispano Latinoamericana (HCHC) persigue como objetivo que nuestras jóvenes generaciones puedan tener una justa valoración de la cabeza olmeca que, según Chiqui Ramírez, representa a un mandatario cuyo rostro refleja su seriedad y responsabilidad, “en un mundo carente de verdaderos líderes políticos”.
“Desde que decidimos meternos en una camisa de once varas, vimos con Karina que era necesario establecer en esta ciudad un precedente de lo que es la cultura latinoamericana, especialmente del área mesoamericana (México y Centroamérica) y que es importante que los que venimos de allá demos a conocer a los jóvenes sus raíces”, amplió la artista y sacerdotisa Ramírez, quien es mentora de Karina García en ritos de la religión maya.
Explicó que la cultura olmeca es una de las más ancestrales del continente y que dejó sus huellas en cada uno de los asentamientos que hoy se han podido desentrañar, gracias a los adelantos de la tecnología satelital.
“Los olmecas fueron los primeros que sentaron en el continente las bases para la escritura, las matemáticas, la astronomía y el concepto de la cosmología como filosofía de vida, no como religión”, abundó.
Chiqui Ramírez, de origen guatemalteca, y Karina García, mexicana, están moldeando desde hace varias semanas la gran cabeza olmeca, que se encuentra en su etapa intermedia, pero a nivel de empapelado.
Sin embargo, son visibles los rasgos fisonómicos del personaje ancestral que representa la cabeza, completamente adustos y con la mirada fija, como si interrogara a cada ser humano que contempla a esa figura tan misteriosa, como el enigma de la cultura olmeca, que aún no ha podido ser desentrañado.
El Consejo Canadiense para la Herencia Hispano Latinoamericana ha dado todo el apoyo al proyecto. Sin embargo, dijo su autora, “la primera inversión monetaria vino por coincidencia de las manos de la señora Cinthya Finland, propietaria de un almacén de antigüedades, donde Karina y yo entramos para ver si encontrábamos algunos materiales baratos con el fin de iniciar nuestra obra”.
“Con esta escultura queremos destacar que la filosofía de vida de los olmecas nos señala que somos parte integral del universo, que no estamos solos, que más allá del límite de lo que podemos ver hay otras formas de vida. Esto nos hace ser más humildes, porque nos hace comprender el problema de la vida y la muerte en su extensión”, detalló.
Siguió diciendo que, “cuando abrazamos esta cosmovisión, podemos entender la vida como tal, aprendemos a convivir con la naturaleza, amarla y respetarla. Comprendemos mejor a nuestros familiares y a nuestros hijos, evitando las contiendas, agradeciendo día a día por todo. Por el trabajo que dignifica y por la muerte que libera”.
Una vez terminada, la cabeza olmeca será recubierta por una sustancia resinosa que la protegerá de las inclemencias del tiempo, al ser expuesta al aire libre.
Mientras Chiqui Ramírez daba sus explicaciones, Karina García permanecía en silencio, pero atenta a cada palabra que salía al aire.
Al ser interrogada sobre su participación en el ambicioso proyecto, dijo que “para mí ha sido un momento terapéutico, dentro de un proceso de adaptación en el que tuve que dejar mi país para venir a asentarme en Canadá. Al llegar estaba perdida. Sentía que había perdido mis raíces. Pero este proyecto me ha hecho renacer a una nueva vida”.
Ambas artistas se sienten identificadas con la reproducción de la cabeza olmeca, a tal extremo, que se han dedicado a su elaboración en cuerpo y alma.
Para Chiqui, “lo que siento es que hay un desdoblamiento de la persona cuando se sumerge en la creación artística. No necesitamos de marihuana, otras drogas y antidepresivos para realizar nuestra obra de arte. El momento de la creación artística es algo sublime, en el que uno pierde el conocimiento de sí misma y no siente correr el tiempo”.
Dijeron que les gustaría ver a muchas personas pasar por el lugar donde realizan su arte, en la calle Peterborough, #32, dos cuadras al sur de Saint Claire Ave, sobre Dufferin, para que puedan apreciar la cabeza olmeca en su fase final.
A pesar de ciertas críticas de parte de un minúsculo grupo que se opone al proyecto, el optimismo de las dos artistas de las artes plásticas es desbordante, y sólo aguardan darle el toque final para mostrarla al público en el “Mes de la Herencia Hispano Latinoamericana 2017”.