Alejandro Morales, el mentor que ha dedicado toda su vida al trabajo social en Canadá

Alejandro MoralesEK y RB / TORONTO /
¿Qué inmigrante que haya llegado al país durante las últimas tres décadas no conoce a Alejandro Morales? Este hombre visionario, desinteresado, erudito y de corazón noble, ha sido uno de los pilares fundamentales del desarrollo comunitario de los hispanos en Canada.

Alejandro Morales recuerda que llegó a Toronto un día de verano hace más de cuarenta años. Traía consigo las mismas ilusiones que muchos han tenido. De su matrimonio, sólo el anillo. Poseía también en el bolsillo de su chaqueta la dirección de la casa en Etobicoke que le alojaría.

Al día siguiente de su llegada, Alejandro ya estaba trabajando como jardinero municipal. Ese fue el primero de una serie de escalones de su experiencia canadiense. El último peldaño lo acogería por décadas en el sillón de Manager de un centro educativo por el que muchos pasamos para aprender inglés, el Costi de la calle College.

Quiso el destino que tuviese que acompañar a su hijo en el duelo de ser huérfano y postergó su propio dolor haciendo las tareas de la casa y dejando la cena lista antes de salir cada mañana rumbo a la calle College.
Sufrió la distancia de la comunicación pre internet y pudo sentir cómo la injusticia avanzaba a paso militar y golpeaba su patria.

Hoy, el rostro de Alejandro denota concentración constante, como si fumara en pipa. Absorbe la realidad como el humo cálido y sabroso, y se preocupa de poner tabaco y fuego en proporciones adecuadas para seguir disfrutando de la experiencia de vivir.

Alejandro siempre se ha nutrido de amigos con quienes reparte las rutinas de la cerveza en el pub, el cine de estreno y, en cada Navidad, el Mesías de Händell. La literatura es su gran pasión, devora libros en castellano e inglés, aunque se defiende con el italiano, el francés y es capaz de usar frases en varios otros idiomas.

El compromiso social ha sido su trabajo permanente. Fue Presidente del Consejo de Desarrollo Hispano y socio fundador de varias organizaciones dedicadas a la promoción de la comunidad latino hispana. Por estas tareas y muchas otras que se han sumado a su hoja de vida fue reconocido en Queens Park con una distinción otorgada a los ciudadanos de Ontario.

Ahora como adulto mayor ha encarado con firmeza el trabajo para con sus pares y se destaca por su perseverancia y claridad de la que nos permite aprender en cada programa radial y sus habituales columnas periodísticas, donde sublima su capacidad de hacer danzar las palabras.

Cuando empezó a ver el horizonte del retiro, discutía con un colega a quién pasarle la antorcha de la responsabilidad en el trabajo social, quizás pensando que era posible dejar en un costado la sensibilidad ante la inequidad. Será que no han aparecido aun esas nuevas caras a quien pasarles la dedicación puntillosa por la justicia o quizás porque este tren no tiene estaciones intermedias.