OSCAR VIGIL / TORONTO /
Si se tuviera que utilizar una sola palabra para describir lo que se vivió esa noche en las instalaciones del Law Society of Upper Canada, esta seria “orgullo”. Sí, orgullo de ser hispano, de ser latino o de ser hispano-latino, como cada quien quiera denominarse, pero orgullo de serlo.
Fue una noche en la que en el ambiente se sentía que todo era posible, que “si él pudo hacerlo, yo también lo puedo hacer”, una noche en la que la comunidad legal de nuestra comunidad se juntó para celebrar sus raíces, pero no necesariamente sus raíces de hace 500 años sino más bien esa herencia ancestral traducida al aquí y al ahora, en este nuevo país en el cual también ya se echaron raíces.
El invitado principal de la noche fue el Honorable Juez Joseph Bovard, juez de la Corte de Justicia de Ontario, hijo de madre salvadoreña, criado mayormente en El Salvador, y quien ha sido el primero, y hasta la fecha el único, juez hispano en Canadá.
El juez Bovard habló, y habló, y habló, y la audiencia escuchó, y escuchó y escuchó. Pero escuchó al detalle y extasiada la historia de este hombre que luego de vivir en El Salvador, inmigrar a los Estados Unidos (su padre era un piloto estadounidense), servir en Vietnam y huir a Canadá para no ser encarcelado, logró convertirse en el personaje que hoy es.
Su historia fue sencilla, llena de humor, encantadora. Pero sobre todo fue motivante, llena de energía, de buena energía, y de orgullo, de ese orgullo por las raíces y por la mezcla de esas raíces en esta nueva patria.
Bovard ha sido juez en la Corte de Justicia de Ontario por más de 25 años. Ha vivido y trabajado extensamente con las Primeras Naciones y con las comunidades inuit, y es uno de los miembros fundadores de la Toronto Aboriginal Persons Court.
También, fue parte del equipo que creó la Corte Integrada de Violencia Doméstica de Toronto y ha trabajado en la Clínica Legal Comunitaria que sirve a los refugiados en Parkdale, además de manejar algunos de los casos de explotación infantil más difíciles y establecer una serie de antecedentes importantes en la forma en que se adjudicaron estos casos.
Y “a través de sus logros y su trabajo, ha allanado el camino para que otros abogados hispanos sigan sus pasos y también se sienten al frente en las cortes”, dijo Sandra Lozano, encargada de relaciones públicas de la Asociación Canadiense de Abogados Hispanos (CHBA).
En el evento también intervinieron Marcela Saitua, Presidenta de la CHBA, Sandra Nishikawa, de la Law Society Bencher, y Guillermo Schible, también de la CHBA, en una actividad enmarcada en la serie Formación en Equidad Legal que promueve la Law Society.
Sin duda la noche fue inspiradora. Y comenzó desde que al momento de la apertura el abogado Juan Carranza, reconocido líder comunitario hispano, dijo a una audiencia ávida de reconocimiento, que le parecía surrealista, “o tal vez es realismo mágico que nos encontremos celebrando el Mes de la Herencia Hispana en el Colegio de Abogados, cuando hace tan sólo unas décadas era casi imposible encontrar un abogado hispano o latino en Toronto. Así que ciertamente tenemos algo que celebrar”, apuntó.