Votos (dinero) perdido, el caso de las elecciones para alcalde en Toronto

POR GILBERTO ROGEL / TORONTO /

Primero lo primero, y algo positivo. Por pocas veces en la ciudad más multicultural del planeta por fin podremos contar con un consejo municipal bastante representativo etnográficamente hablando. Toronto, la capital económica de Canadá, volverá a contar con una concejal de origen Latina, quien llegará junto a un grupo de nuevos líderes frescos a la Alcaldía Municipal.

Sin discusión que el caso de Alejandra Bravo, nacida en Chile y llegada a esta ciudad luego del golpe militar del dictador Augusto Pinochet, es un ejemplo que la determinación y el perfecto timing pueden alinearse para lograr una hazaña pocas vistas: ganar una elección popular después de tres intentos fallidos, un récord que no solo Lula Da Silva puede contar y ahora que acaba de recuperar la presidencia Brasilera, luego de echarse unos mesecitos reflexionando en una prisión.

Bueno pero de regreso a Toronto, esta elección nos ha dejado varias lecciones para aquellos que nos gusta darle seguimiento a esta materia, la participación ciudadana. Los resultados oficializados la semana pasada dejaron claro que los ciudadanos habilitados para votar en esta ciudad, no lo hicieron como en ocasiones anteriores y eso preocupa grandemente.

Al reelecto Alcalde John Tory hay que darle el crédito que en estos años ha logrado estabilizar la imagen de la ciudad y devolverle la paz al consejo luego del paso del torbellino que dejó el fallecido Alcalde Rob Ford. Pero desgraciadamente no tiene ideas nuevas o planes novedosos, y aun así ganó por mayoría abrumadora con una ventaja de más de 240 mil votos contra el segundo lugar, el colombiano Gil Peñalosa, quien tiene un pasado enredado con la ley en su país.

Como lo dijimos arriba, quizás para muchas personas esta elección no importó lo debido, en gran medida porque no existió una competencia clara entre muchos candidatos. El famoso caso en donde los favoritos lo tienen todo a su favor se cumplió de nuevo; escasamente se pudo ver una competencia codo a codo como en otras ocasiones.

Si usted amigo lector observa la tabla de los resultados para alcalde podrá darse cuenta de que en el listado había 31 candidatos, y si mira los números finales se dará cuenta que la diferencia entre el primer lugar y el tercero es decente, pero de ahí para abajo da pena ajena, hubo candidatos que ni siquiera alcanzaron los 1,000 votos.

Quizá habría que preguntarnos si valió la pena tanto candidato, si todo el recurso humano y económico sirvió para algo positivo o fue una pérdida de dinero valioso en un momento de crisis para miles de canadienses.

En definitiva, esta elección municipal nos deja la inquietud de que la ciudad está cambiando a ritmo acelerado y que en pocos años su composición étnica será crucial para definir elecciones, y que con ello llegarán muchos retos, principalmente aquellos que tienen que ver con la educación cívica y política para estas poblaciones que necesitarán más recursos y servicios y podrán poner sus propios funcionarios.