POR GILBERTO ROGEL* / TORONTO /
Nuestro sistema de salud, admirado y envidiado por muchos países alrededor del mundo, está llegando a un momento de quiebre y necesita atención de urgencia. En términos médicos está por entrar en un coma inducido y nadie sabe con certeza cómo podrá salir de este. Por ello es importante que las autoridades políticas provinciales y sus contrapartes federales aceleren un plan de salvación de inmediato, que tome en consideración aspectos como el rol que pueden jugar las y los profesionales en salud recién llegados al país.
La noticia ha estado en los principales periódicos y noticiarios a nivel nacional desde las últimas cuatro o cinco semanas. Hospitales regionales están cerrando los fines de semanas sus unidades de emergencias, mientras tanto hospitales principales en ciudades más pobladas como Toronto, están al borde del colapso y no pueden aceptar más a los pacientes con casos no tan severos, por una sola razón: la falta de personal médico, quienes después de dos años y medio de pandemia han llegado a un punto de extremo cansancio, un hecho sin precedentes en la historia canadiense.
Al momento de escribir esta columna, recordaba lo que un conocedor del tema me comentaba meses atrás. Por ejemplo muchas personas que vienen de países latinoamericanos se quejan del sistema de salud canadiense por la tardanza en la atención de los nuevos usuarios, y según esta persona, la razón de ello es que muchos inmigrantes desconocen la naturaleza y raíz del servicio médico nacional. Un sistema que fue cimentado en garantizar la igualdad de atención para todas y todos, sin importar su situación económica, color de raza, creencias políticas o religiosas y orientación sexual, principalmente. Una verdadera envidia para muchas naciones.
Es de vital importancia mantener su naturaleza alejada del interés comercial, y buscar su mejora a fin de adaptarlo a las condiciones actuales. Para ratificar este elemento, hace dos años una encuesta de opinión pública a nivel nacional encontró que más del 75 % de las y los canadienses se mostraron muy orgullosos de su sistema de atención médica. Estamos hablando que tres cuartas partes de la población total del país cree que este sistema es valioso y debe seguir por ese rumbo, lo cual también nos indica que la población también espera un sistema que funcione a un ritmo diferente.
En las últimas semanas hemos escuchado noticias halagadoras. Algunas provincias están abriendo el camino para contratar a profesionales en salud que ya tienen formación en sus países de origen, hay incentivos económicos para las y los nuevos contratados, hay planes de formación para aquellos que quieran buscar ciertas especializaciones; es decir, hay acciones en camino, pero desgraciadamente algunas de estas están retrasadas o están aisladas del contexto global.
En conclusión, la atención médica en Canadá deberá permanecer fiel a su naturaleza: igualdad para todas y todos.
*Gilberto Rogel es un periodista de origen salvadoreño radicado en Toronto, quien se especializa en temas de libertad de expresión en América Latina.