Momentito, la pandemia no ha terminado, sigue entre nosotros pese a la ola de desinformación

POR GILBERTO ROGEL* / TORONTO /

A pocas semanas que el 2021 llegue a final, en muchos de nuestros países latinoamericanos algunas personas siguen creyendo que la pandemia del COVID-19 es un invento maquiavélico y que pronto llegará a su final, cuando en realidad los datos científicos de los últimos días insisten que para controlar esta plaga todavía nos falta mucho trecho,  y sobre todo mucho esfuerzo para controlar las medias verdades y el flujo de desinformación que circula en las redes sociales (principalmente el querido y odiado Facebook).

En los meses pasados las noticias han sido halagadoras en torno a la cantidad de personas que se están vacunando, los porcentajes indican que más de la mitad de la población de cada nación latinoamericana ya tiene al menos una vacuna; pero si usted amiga o amigo se ha percatado, en muchos de nuestros países pareciera que ya a nadie le importa la cantidad de personas que siguen muriendo por el COVID y creen que la vida es color rosa.

Si usted no vive en Canadá y nos lee en cualquier otro lado de la región, déjeme contarle que el gobierno federal de este país ha manejado la pandemia de forma muy diferente y efectiva, y eso no quiere decir que sea perfecta, por el contrario, ha habido muchos errores. Lo que sí es cierto es que el gobierno ha dejado que las y los expertos en salud pública propongan las acciones o medidas a tomar, mientras los líderes políticos han seguido estas recomendaciones en la mayoría de los casos. El resultado es que según muchas encuestas de opinión pública, la mayoría de la población canadiense confía en el manejo que las autoridades políticas han hecho de la emergencia. Moraleja: primero la ciencia y después la política, no al revés.

Como lo he dicho en otras ocasiones y lo repito nuevamente, toda comparación es odiosa, sobre todo cuando se ponen a la par mangos con peras, pero es relevante señalar que es curioso que cierta información pública ubique a México, Colombia y Argentina en el tope de las naciones con más casos del COVID, pero al mismo tiempo señalan que El Salvador y Venezuela aparecen entre los menos afectados. De inmediato me surge una interrogante: ¿será que la información oficial es parcializada, manipulada o encubierta y no permite saber lo que realmente está pasando en estos últimos países?

Hace un par de semanas me encontré con una información que me impactó. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), debido al COVID-19 ha muerto más de un millón de personas solo en Latinoamérica, pero desafortunadamente esta información todavía es parcial porque muchos de los gobiernos se han negado a divulgar la información real de los casos y los fallecidos por temor al escrutinio público internacional. Y sobre todo por miedo a las reacciones de los votantes cuando se lleguen los nuevos procesos eleccionarios.

Curiosamente las nefastas acciones de estos gobernantes aprendices de dictadores han recibido un espaldarazo con el auge de las conocidas redes sociales. Un particular caso es el incontrolable flujo de información falsa – tergiversada y tendenciosa que se mueve vía los populares gigantes del social media Facebook y Twitter en donde los grupos antivacunas y anti-ciencia se han multiplicado gracias a que las empresas que los manejan se han hecho del ojo pacho, lo que les ha permitido ganar millones de dólares a costillas de fomentar y perpetuar la ignorancia de las y los usuarios.

Pero momento, no todo mal dura 100 años y muchos flancos comienzan a abrirse en las entrañas del gigante invencible Facebook. Esta misma semana, ex trabajadores de la compañía han filtrado documentos internos que confirman que gracias a los más de 2.85 billones de usuarios que visitan el sitio mensualmente, durante la pandemia la empresa estadounidense se ha lucrado con la proliferación de  los mensajes de odio, falsa información y la manipulación de contenidos, cuyos resultados son más que evidente en nuestros países cuando mucha gente cree más en lo que ve en el “feis” que en las explicaciones de los expertos de la ciencia.

Bueno, el COVID todavía se mueve entre nosotros y las salas de cuidados intensivos de muchos hospitales siguen llenas, y estos no son inventos de cualquiera que no tiene nada que hacer. Si usted amiga o amigo lector es un frecuente usuario de las redes sociales, tómese el tiempo necesario para analizar la información que ahí circula, con seguridad encontrará mucha información que es tendenciosa y que únicamente busca que usted pase más tiempo pegado a la pantalla de su teléfono o computadora y se vuelva un ser humano sin criterio y sin decisión.

*Gilberto Rogel es un periodista de origen salvadoreño radicado en Toronto, quien se especializa en temas de libertad de expresión en América Latina.