POR OSCAR VIGIL / TORONTO /
No hay duda de que el evento informativo mas importante del 2020, no solo en Canadá, sino que a nivel mundial, ha sido la pandemia causada por el virus SARS-CoV-2, mejor conocido como COVID-19, con todas las implicaciones de salud y también políticas que ha conllevado.
A modo de broma, algunas personas dicen que antes del 2020, cuando se arribaba al mes de diciembre, la gente celebraba con un “llegó diciembre”, pero que este año la celebración es más bien con la expresión “llegué a diciembre”, reflejando el difícil año que nos ha tocado vivir.
Con seguridad nadie va a olvidar ese 15 de marzo cuando entró en rigor la primera gran cuarentena de que se tiene memoria en la historia reciente, la cual, de un día para otro, cambió la vida de los mas de 38 millones de personas que viven en Canadá. Desde esa fecha, hoy por hoy la historia se divide en un “antes” y un “durante” la pandemia. Luego vendrá el “después” de la crisis de salud, pero eso no será sino muy probablemente hasta pasado el verano del próximo año.
Las fotografías de las calles desoladas, de los edificios de oficinas vacíos, de los cines y teatros cerrados, y también de las largas colas para entrar a los supermercados, quedarán grabadas en la memoria colectiva. Y qué decir de la guerra por el papel higiénico y por los productos desinfectantes que provocó más de algún altercado en los supermercados y farmacias.
Ese cierre total del país llevó a la ciudadanía a permanecer en sus casas, salvo los trabajadores esenciales, e impidió la llegada y salida de personas del extranjero salvo pocas excepciones. La frontera con los Estados Unidos fue cerrada, y aún permanece cerrada, y la economía sufrió uno de los golpes más fuertes en décadas.
El virus llegó y golpeó sin piedad en los meses de marzo y abril, momentos en que el mismo era prácticamente desconocido y por tanto las medidas para combatirlo aun eran confusas. ¿Las mascarillas eran efectivas o no? ¿La enfermedad se transmitía solo por el aire o también por contacto directo? ¿Quiénes eran los más vulnerables?
No hay duda de que el cierre total del país funcionó para contener el contagio, eso quedó claro con la baja del número de infectados y también de fallecidos, tanto así que con la llegada de la primavera se comenzó a sentir un alivio en las cifras de infectados y la ciudadanía comenzó a salir a las calles, a regresar a sus sitios de trabajo y a frecuentar nuevamente bares, restaurantes y centros comerciales. Todo siempre bajo medidas bastante fuertes de precaución.
Pero obviamente la vida ya no era igual que antes. Muchos empleados continuaron trabajando desde sus hogares, en el transporte colectivo viajaban pocas personas, prácticamente todo mundo usaba mascarillas, y los eventos masivos del verano habían sido cancelados. La vida en Toronto y sus alrededores, tal y como la conocíamos, había desaparecido en gran medida.
Al inicio de la pandemia, a nivel político, lo mas destacado fue sin duda la implementación de todos los programas de ayuda que ofreció el gobierno federal para tratar de contrarrestar los efectos del virus, tanto a nivel de salud como también económico y social. Así, creó el Canada Emergency Response Benefit (CERB), probablemente el más popular de los programas, a través del cual se le entregó $2,000 por mes durante siete meses a las personas que perdieron sus trabajos debido a la pandemia y al cierre de la economía. Según datos oficiales, este programa ayudó a aproximadamente nueve millones de canadienses y tuvo un costo total de aproximadamente 80 billones de dólares. Al finalizar en Septiembre, dio paso al Canada Recovery Benefit (CRB), el cual funciona de similar forma pero que únicamente ha absorbido a quienes no son elegibles para el seguro de desempleo, y que va a durar hasta el mes de marzo del próximo año.
Adicionalmente, el gobierno federal creó el programa Canada Emergency Wage Subsidy (CEWS), el cual financiaba el salario de los empleados de las empresas afectadas por la pandemia hasta un 65 por ciento. De igual forma también implementó el Canada Emergency Rent Subsidy (CERS), a través del cual, en cooperación con las provincias del país, financiaba hasta el 75% de la renta de los negocios afectados.
El gobierno federal lanzó muchos más programas de ayuda que beneficiaron a los individuos, a las empresas, a los estudiantes y a las personas de la tercera edad, entre muchos otros, contando para ello con la ayuda del resto de los partidos de oposición en el Parlamento Federal, ya que al ser un gobierno de minoría requería de una votación calificada para lanzar todos estos programas que en su primera fase totalizaron más de 240 billones de dólares. Hay que tener en cuenta que un billón de dólares en Canadá equivale a mil millones de dólares (no es un billón de billones, como en los países de América Latina).
Durante la pandemia, fue gratificante observar la casi completa colaboración que mantuvieron entre sí todos los partidos del espectro nacional. Hubo escasas críticas y obstáculos a las iniciativas tomadas por el gobierno del Primer Ministro Justin Trudeau, quien al iniciar la pandemia aparecía diariamente ante los medios de comunicación para llevar calma a la población y anunciar las medidas que se iban a implementar.
Sin embargo, la política es la política, y ante la altísima aprobación que estaba adquiriendo el Primer Ministro Trudeau en las encuestas, el relajamiento del país por la baja de casos en el verano y aparentes errores cometidos en la implementación del programa de ayuda para los estudiantes, conocido como Canada Student Service Grant (CSSG), se acabó la luna de miel política.
En el verano los partidos de oposición lanzaron una fuerte ofensiva política en contra del gobierno liberal, acusándolo de corrupción por la designación de la organización comunitaria WE como encargada del programa CSSG, la cual incluyó ataques de todo tipo que caldearon el ambiente en medio de la pandemia. De hecho, dicho programa nunca llegó a implementarse.
Al final, en el mes de agosto el gobierno Liberal prorrogó el Parlamento Federal y en septiembre se sometió a un Voto de Confianza a través del cual planteó sus propuestas políticas para el futuro inmediato y de mediano plazo del país, logrando el apoyo necesario para continuar en el poder.
Con este reinicio que hizo de su gobierno, dado que con la prorrogación del Parlamento prácticamente mueren todas las discusiones y proyectos que están sobre la mesa, murió formalmente la discusión del caso WE y se abrió un nuevo escenario político, pero un escenario en el que la confrontación política por parte de los partidos de oposición continúa rampante.
¿La razón? De acuerdo con muchos analistas, el problema que tienen los partidos de oposición es que el Primer Ministro Justin Trudeau continúa al alza en las encuestas dado que la población valora muy bien el trabajo que está haciendo para controlar la pandemia, ya se recuperó del desgaste del caso WE y todo indica que podría obtener una mayoría absoluta si fuese a elecciones en los próximos meses.
Estos cálculos y dinámicas políticas en Canadá no son nuevos ni son malos, es simplemente parte del sistema democrático que vive el país y con el cual ha convivido desde el inicio de la confederación. El problema es que esta nueva y ya prolongada lucha partidista se está produciendo en momentos en que Canadá enfrenta una nueva ola de infecciones del COVID-19, la cual es ahora mas alta y mas letal que la primera.
A esta fecha, Canadá cierra con 426,000 casos, 342,000 recuperados y 12,823 muertos, y con un nivel de alza en los casos muchísimo mas alto que durante la primera ola de la pandemia. La vacunación ya esta a la vista, pero pasaran todavía muchos meses antes de que toda la población reciba su dosis, y mientras tanto lo que el país necesita es menos politiquería y más acción a favor de la ciudadanía por parte de todos los actores del país.