FRANCISCO REYES / TORONTO /
Mientras en Chile se rememoraban el 47 aniversario del golpe de Estado contra Salvador Allende, en 1973, y en los Estado Unidos el 19 aniversario del desplome de las Torres Gemelas a manos de extremistas islámicos, el pasado viernes en Toronto decenas de personas se congregaron en la plazoleta de la intersección de Bloor St W y Spadina Ave para realizar un velatón-protesta para condenar los últimos hechos sangrientos ocurridos en Colombia.
Los manifestantes, principalmente de origen colombiano, condenaron los asesinatos en estos días de personas a manos de la brutalidad policial, mayormente jóvenes atrapados por la violencia sistemática que sacude al país sudamericano.
Las reconocidas activistas sociales Paola Gómez y Laura Guido, entre otras personas, hicieron uso del micrófono para referirse a las últimas masacres en las que fueron asesinadas unas 13 personas jóvenes que protestaban por el asesinato de otro joven también en manos de la policía.
“Estamos aquí en protesta y reclamo de la justicia en Colombia. En los últimos días 13 personas han perdido la vida a manos de la brutalidad policial. Pensamos que este problema de la brutalidad policial tiene que ser atendido urgentemente porque los ciudadanos y las ciudadanas de Colombia no pueden tener miedo de sus autoridades”, expresó Paola Gómez.
De acuerdo con Laura Guido, “la cultura del miedo se ha generalizado en Colombia de tal manera que la gente vive en un estado de inseguridad total al salir a las calles sin saber si regresará con vida a sus hogares”.
En esos mismos términos se expresó una joven que lleva residiendo tres años en Canadá pero que no quiso dar su nombre. “Salí huyendo de la violencia en Colombia. Debido a la situación de inseguridad, me vestía de manera sencilla, por temor a ser asaltada en las calles. Es horrible lo que pasa en mi país”.
En la acera se podían ver las fotos de las víctimas, junto a varios velones, cuyos nombres correspondían a Alexander Fonseca (17 años), Cristian Hurtado (27), Gabriel Estrada (28), Angi Paola (19), Andrés Felipe Rodríguez (23), Lavan Steven, Javier Ordóñez (44), Freddy Maecha (20), Cristian Hernández (24), German Fuentes (25), Juliette Ramírez Mesa (29), Julián González (27).
Mientras se hacían las denuncias, un joven artista atado a un árbol con hilos con los colores de la bandera colombiana representaba a la juventud de su país, atada de manos y pie al no poder expresar sus sentimientos de impotencia que los amordaza, so pena de ser asesinados por la policía, en uno de los países con mayor tasa de homicidios producto de la violencia estructural del Estado.
En lo que va del 2020, el más violento de los últimos siete años, han ocurrido en Colombia 47 masacres, que han dejado un saldo de 188 muertos. Tan solo en agosto, se produjeron 13 incidentes en los que fueron asesinadas 58 personas.
A pesar de que los manifestantes de Toronto culparon a la policía de dichos asesinatos, la situación no es del todo clara en Colombia y el gobierno trata de lavarse alegando la disciplina de sus cuerpos policiales y acusando a “la narcoguerrilla de las FARC de querer desestabilizar el país”.
El presidente Iván Duque y su gobierno consideran que lo ocurrido en los últimos meses no debe calificarse como “masacres” sino como “homicidios colectivos”.
El término “homicidio colectivo” fue acuñado en el 2014 por el entonces ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón, quien lo definió como “hechos en los cuales resultan muertas cuatro (4) o más personas en estado de indefensión en el mismo lugar, a la misma hora y por los mismos autores”.
Sin embargo, según la activista Paola Gómez, las masacres están relacionadas con la estructuración de la violencia policial para exterminar a una población cansada de ver que sus derechos son violados en estado de indefensión.
“Tenemos que dar a conocer al mundo que lo que ocurre en Colombia es el producto de la violencia del narcoestado desde hace ya varias décadas. Los acuerdos de paz no han funcionado. Sus actores no quieren que haya paz, porque se nutren con la violencia”, expresó.
El pintor Alex Usquiano, quien no se identificó como uno de los organizadores de la protesta, expresó su repudio a los actos de barbarie ocurridos en su país natal. “Los colombianos queremos vivir en paz”, dijo.
Debido a la pandemia del COVID-19 y que la protesta fue convocada el día anterior en las redes sociales, el número no llenó las expectativas de los organizadores. Sin embargo, buscaba llamar la atención para que el gobierno canadiense exija a las autoridades colombinas poner fin a la violencia.
La comunidad colombiana de Canadá, establecida mayormente desde los años en que se inició el conflicto armado entre las guerrillas de las FARC y las fuerzas regulares, ha ido en crecimiento a medidas en que la violencia ha ido aumentando.
La protesta del viernes pasado es un reflejo de que los colombianos residentes en esta ciudad tienen los ojos puestos a todo cuanto ocurre en el país sudamericano y que afecta de modo directo a sus familiares que no pueden escapar de la vorágine que se vive a diario, sin que llegue a su fin.