GUILLERMO FERNÁNDEZ AMPIÉ / MÉXICO /
En El Principito, la famosa obra que nos fascinó de pequeños, Antoine de Saint-Exupéry hace decir al zorro: “lo esencial es invisible a los ojos”. Saliendo de la literatura y permaneciendo en el mundo real esa frase debería complementarse afirmando que hay otras verdades fundamentales y hechos que están a la vista, frente a nuestras propias narices, pero que nos pasan desapercibidas o se nos esconden rápidamente por que hay especialistas que se encargan de que eso ocurra.
Uno de esos hechos es una noticia que paso al parecer desapercibida porque los grandes medios de comunicación que dominan los flujos internacionales de información la escondieron tras un enorme fardo de noticias, la mayoría de ellas realmente triviales. Me refiero a lo expresado por Mike Pompeo, Secretario de Estado de Estados Unidos, durante una comparecencia en la Universidad de Texas el pasado 22 de abril.
Según puede escucharse en el video que circuló esos días, del que muy pocos medios de comunicación dieron cuenta, Pompeo declaro que siendo jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), en ese organismo “mentimos, engañamos, robamos”. Los asistentes ríen y aplauden como si se tratara de una gracia, pero en realidad sus palabras deberían ser tomadas como la confesión de un delito. La noticia no es que el funcionario haya reconocido que esa Agencia estadounidense, que tan infausta ha sido para América Latina y otros países periféricos, mienta, engañe y robe. Lo novedoso es que lo exponga abiertamente, en público, y que se ría de ello.
Los distintos gobiernos estadounidenses, y no sólo la CIA bajo la dirección de Pompeo, han mentido, engañado y robado para llevar adelante sus intereses. La lista es muy, muy larga: la explosión en el Maine en 1898, que el gobierno nicaragüense de José Santos Zelaya promovía la inestabilidad política en América Central, ubicando al país al margen de “las naciones civilizadas”, que el gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala, en 1954, era un gobierno “de extranjeros apoyado por extranjeros”, que la revolución sandinista perseguía religiosos y estaba exterminando a los indígenas miskitos o encerrándolos en campos de concentración, que en Honduras no hubo un golpe de Estado en el 2009 contra el gobierno de Manuel Zelaya y, en nuestros días, que Juan Guaidó es el presidente de Venezuela.
Esos son sólo unos cuántos ejemplos que deberían ser recordados y tomados en consideración por quienes coinciden, creen y repiten lo expresado por distintos personeros estadounidenses cuando aseguran que están preocupados por los derechos humanos y que trabajan para protegerlos en Nicaragua, Venezuela o cualquier otra parte del mundo.
Lo mismo puede decirse de la democracia, o de lo que ellos llaman democracia, que en días pasados precisamente quedó en evidencia esa doble moral de la élite gobernante estadounidense y de quienes le hacen eco desde los medios de comunicación, cuando las protestas populares incendiaron las calles de Tegucigalpa, la capital hondureña.
Cientos de estudiantes y pobladores de hondureños salieron en rechazo a las recientes políticas por el presidente Juan Orlando Hernández, en el gobierno gracias a un descarado fraude electoral realizado en diciembre de 2017. Para los hondureños es evidente que esas medidas son una privatización encubierta de los servicios de salud y educación, aunque Hernández lo niegue. Las disposiciones agravarán la situación de por sí ya precaria de esos servicios sociales a la vez que dificultará aún más su acceso para los y las hondureños de menor ingreso económico, en un país en el que la tasa de pobreza alcanza al 66% de la población según indicadores del Banco Mundial.
Las manifestaciones en las calles de Tegucigalpa dejaron decenas de heridos y cuantiosos daños materiales, incluida la destrucción de los edificios de la municipalidad capitalina. Sin embargo, en los reportes internacionales, véase por ejemplo lo publicado por el diario español El País, no se habla de represión. Tampoco hubo declaraciones alarmadas de funcionarios europeos o estadounidenses, como ocurre cada vez que se reportan disturbios en las calles de Caracas o Managua. Habrá que ver si, de continuar las tensiones como se prevé, surgirán grupos promoviendo alguna campaña que diga S.O.S Honduras, tal como se ha hizo con Venezuela o Nicaragua.
Pero, volviendo a la confesión de parte de Pompeo, el cinismo y la risa con lo que hizo, y la prácticamente nula atención prestada a esa información por los grandes medios, debe considerarse también que si han mentido y han engañado impunemente es porque han contado con poderosos cómplices que se encargan de dorar esas mentiras y convencer al público que se está diciendo la verdad… como cuando se insistió que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva.
Quienes deseen ver como el ex jefe de la CIA se ríe ante el mundo de sus fechorías pueden hacerlo siguiendo este vínculo: https://actualidad.rt.com/actualidad/312418-mentimos-enganamos-robamos-mike-pompeo-cia