OSCAR VIGIL / TORONTO /
Toronto vivió una noche bohemia en que cuatro músicos hispanos deleitaron con un recorrido por la música folclórica de América Latina, aunque, a decir verdad, la mayoría de las paradas estuvieron localizadas en Chile y Argentina, con algunas breves escalas en México, en Cuba y en Perú.
Pero a pesar de la poca variedad de países en el programa musical, el evento denominado “Canto popular Latinoamericano”, el cual se realizó en las instalaciones del Free Time Café, un bar canadiense localizado en la zona del centro de la ciudad, fue todo un éxito.
El salón estaba prácticamente a rebalsar cuando exactamente a las 9 en punto de la noche, como buenos canadienses, cuatro músicos chilenos comenzaron a tocar las cuerdas, a soplar las flautas y a hacer sonar los tabores con los típicos y reconocibles ritmos del sur del continente americano.
Eran Marcelo Puente, quien lidereaba, acompañado por Miguel Vasquez, Jose Sanhueza y Nano Valverde, todos reconocidos músicos en la comunidad y mas allá, y artistas curtidos en las lides del canto popular latinoamericano.
De hecho, Marcelo Puente es uno de los músicos canadienses que a finales de la década de 1970 produjo el famoso LP “Compañeros”, en solidaridad con los presos políticos suramericanos de aquellos años, música que era de uso obligado para los grupos locales de solidaridad con los movimientos populares de la América Latina de aquel entonces, entre ellos el salvadoreño.
El fin de semana, estos cuatro trovadores tocaron y cantaron, cantaron y tocaron, porque los versos no solamente fueron expresados en voces, sino que también a través de los sonidos, sonidos de cuernos, de dulzainas y de diferentes tipos de flautas, así como también de los tradicionales tambores, maracas y de un variado repertorio de instrumentos de cuerda, como la guitarra clásica, el charango, el cuatro y la mandolina.
Atahualpa Yupanqui obviamente estuvo en el menú de la noche, así como también Violeta Parra, Inti Illimani, Chabuca Granda y, sorpresa, Silvio Rodriguez y Jose Alfredo Jimenez, entre otros pocos.
El público, en su inmensa mayoría, estaba compuesto por chilenos, esos chilenos que llegaron principalmente en la década de los años 70 y que vibran con estos autores. Pero también había otros hispanos procedentes de diversos países más hacia el norte del continente, así como también algunos canadienses de origen.
Si bien la música folclórica latinoamericana está cada día más de moda en este país anglosajón, la misma se escucha principalmente en lugares donde se habla español, sean estos festivales o restaurantes, y todavía no llega del todo a los establecimientos del “mainstream” canadiense. La frontera obviamente la marca la barrera del idioma.
Sin embargo, el fin de semana, si bien las melodías eran en español, las presentaciones se realizaron en inglés, además de que los ritmos producen la magia del lenguaje universal. Así, Toronto tuvo una noche soñada de música folclórica latinoamericana, interpretada magistralmente por cuatro de los grandes músicos con que cuenta la comunidad de origen hispano en Canadá.