REDACCIÓN / TORONTO /
Un ex bombero hispano que trabajaba en Vancouver ha presentado una denuncia de Derechos Humanos alegando que renunció a su trabajo luego de sufrir durante casi un año discriminación racial y acoso por parte de sus compañeros, y principalmente de sus superiores.
“Siempre fue, ‘Ese mexicano'”, dice Luis González. “Nunca fue, ‘Ese novato. Ese junior. Ese bombero a prueba’. Siempre fue, ‘Ese mexicano'”, alega este hispano canadiense de 33 años, quien nació en El Salvador e inmigró a Canadá cuando era un niño.
Después de trabajar como bombero y paramédico en Alberta, venció una dura competencia y fue aceptado como bombero en entrenamiento en los Servicios contra Incendios y de Rescate de Vancouver en septiembre del 2013.
En declaraciones a la estación de televisión CBC, González dijo que la discriminación comenzó desde su primera semana de entrenamiento.
“Después de un ejercicio de entrenamiento, estábamos cambiándonos nuestro sudoroso equipo. Cuando me estaba quitando la camisa, uno de los responsables de los oficiales a cargo del entrenamiento dijo: “Igual que un espalda mojada, ¿cierto?”
‘Espalda mojada’ es un término despectivo acuñado para describir a los mexicanos que nadaron o vadearon el Río Bravo para entrar en los EE.UU. de forma indocumentada.
González dice que mantuvo la boca cerrada después del insulto racial, porque se dejó intimidar. Pero las cosas empeoraron, explica.
Gonzalez contó a la CBC que los oficiales a cargo de los entrenamientos comenzaron a llamarlo “poco lento” y “Slowpoke Rodríguez”, el nombre de un personaje de dibujos animados llamado el ratón más perezoso en todo México.
Un día llegó de trabajar a la estación de bomberos en los terrenos de la Universidad de Columbia Británica y encontró carteles que presentaban a los mexicanos como gente tonta, perezosa.
“Fueron puestos en los baños. Fueron puestos en jarras de agua en la nevera. Los pusieron en las cafeteras. Fue embarazoso. Me sentí humillado”, dijo.
González presentó una queja a la ciudad de Vancouver, alegando acoso y discriminación racial. Funcionarios investigaron y entrevistaron a miembros de su tripulación.
Un informe llegó a la conclusión de que González experimentó “falta de respeto, conducta de acoso”, lo que era una violación a la política de derechos humanos y de acoso de la ciudad basado en raza y lugar de origen. Pero la mayoría de las acusaciones de González no fueron confirmadas y nadie ha sido disciplinado.
“Basado en la evidencia que teníamos”, dice el gerente adjunto de la ciudad, Paul Mochrie, “no había ningún motivo para justificar una acción disciplinaria contra un empleado especifico”.
Mochrie dice que la ciudad no hace un seguimiento de la cantidad de minorías visibles que trabajan en el departamento de bomberos, pero señaló que la demografía de Vancouver ha cambiado significativamente en las últimas décadas, y que “los datos demográficos de los bomberos no han cambiado al mismo ritmo”.
La CBC contactó a más de media docena de bomberos sobre el caso de González, pero ninguno habló frente a las cámaras por temor a represalias por parte de los líderes y otros miembros de la entidad.
Una fuente dijo que estaba “profundamente conmocionado” cuando fue testigo de la conducta de sus colegas.
“No tenía idea de que sería tan malo. Durante todo el día hubo comentarios racistas, sexistas… y las personas dirigiendo esto eran las personas a cargo. Sin duda ellos decidieron que no les gustaba Luis, y lo querían fuera. Creo que no les gustaba el color de su piel”, explicó.
Otra fuente dijo que había visto que González había sido acosado casi todos los días, pero que los compañeros del equipo sintieron que no podían detener la situación.
“Hay una cultura de miedo y de intimidación”, dijo. “Y si el nombre del juego es racismo, todo el mundo lo juega”
En su demanda a la ciudad, González dijo que los miembros de alto rango fueron responsables de una gran parte del racismo, mucho del cual sucedió más allá de la estación de bomberos. Afirma que miembros de alto rango a menudo contaban chistes racistas.
Ninguna de las acusaciones de racismo de González fue verificadas en la investigación de la ciudad.
Después de meses de lo que él llama “un infierno increíble”, González dice que se deprimió, tuvo dificultad para dormir y empezó a beber solo, algo que él dice que nunca había hecho. Finalmente buscó un consejero.
11 meses después de unirse al servicio de bomberos de Vancouver, González renunció.
Más de un año después, González dice que todavía está con problemas, sigue teniendo dificultades para dormir y está experimentando recuerdos recurrentes.
Ahora quiere que se deduzcan responsabilidades, compensación financiera, y el reconocimiento de que no experimentó solamente acoso, sino que también sufrió discriminación racial.
González ha presentado una queja ante el Tribunal de Derechos Humanos de British Columbia, pero dado que esta fue presentada fuera del tiempo permitido, todavía no ha sido decidido si será acepta la demanda.