OSCAR VIGIL / TORONTO /
Catalina Mesa, la Directora del documental colombiano “El vuelo infinito de los días”, dice sin falsas modestias que los latinoamericanos que viven en Canadá deberían ver este trabajo fílmico porque es parte del nuevo cine que se está elaborando en América Latina.
“Es definitivamente una nueva percepción de Colombia, es una nueva percepción casi que de nuestra cultura latinoamericana, no desde el conflicto ni desde la violencia ni desde la sombra, sino desde la celebración, desde la música, desde la poesía, desde lo que nos hace vibrar y nos hace vivir y nos da sentido”, apunta.
Y la cineasta tiene razón, dado que “The Infinite Flight of Days”, como fue presentada en inglés durante el Festival de Documentales Hot Docs esta primavera en Toronto, cuenta facetas de la historia del pequeño poblado de Jericó en Antioquia, en el eje cafetero colombiano, a través de las memorias de ocho mujeres de diferentes edades y orígenes.
El documental, de la cineasta Catalina Mesa, fue exhibido recientemente durante el Festival Internacional de Cine Hot Docs
Colores, risas, lágrimas y anécdotas, muchas anécdotas, brotan fluidamente durante toda una historia que fue concebida en la mente y el corazón de Catalina a través de su tía abuela Ruth Mesa, quien le contaba cómo era ese poblado de ensueños cuando ella vivía ahí siendo aún muy pequeña.
“Ella me había sembrado un imaginario y un Jericó de otro tiempo, cuando yo me encontré con esas mujeres era como encontrarme con mi tía abuela ya grande, entonces fue como un encuentro con ella”, dijo la cineasta a su paso por esta ciudad, agregando que lo que todas las mujeres antioqueñas tienen en común, el carácter y la gracia, lo reencontró a través de sus entrevistadas.
RD: ¿Cuál era la idea original cuando comenzaste la producción?
CM: Mi intención y mi recompensa era preservar la memoria femenina y celebrar la belleza y el espíritu femenino antioqueño como una expresión del patrimonio material de Colombia. Obviamente el espíritu nunca muere, siempre se transforma en otras generaciones, pero la forma, la expresión, las decoraciones, la relación a lo invisible, la oralidad de esta generación, es auténtica y única y es muy hermosa, y yo quería entregarle eso a Jericó, a Antioquia y a Colombia.
RD: Al finalizar el documental, ¿qué tanto cambió de la idea original?
CM: Mi intención siempre fue la misma, simplemente lo que hice fue ir recogiendo los frutos de esa realidad que se iba presentando a través de esas mujeres. Cada encuentro fue único y cada encuentro reveló la intimidad de la mujer, y yo lo único que hice fue acompañarla a emerger. Y la verdad es que fue una transformación constante porque yo nunca tenía una idea fija que yo quería, lo que quería era acompañar la emergencia de lo que la realidad de ellas es.
RD: ¿Hubo momentos difíciles durante la filmación?
CM: Yo tenía un equipo muy íntimo y construí con ellas una relación de mucha confianza, de mucho respeto, una intención muy bonita desde el principio, y a ellas se les olvidó que yo estaba ahí muchas veces, y esa creo yo que es la magia del film, que ellas son ellas. Momentos difíciles no hubo, por ejemplo, en la historia de Celina, yo no sabía historias de ellas, ellas no me habían contado todo, y poco a poco se fueron revelando muchas cosas, y cuando ella empieza a llorar yo no sabía si parar, si dejar de filmar, si irla a abrazar o si dejarla ser. Fueron momentos así, pero en general fueron momentos de mucha generosidad, de mucha intimidad, de mucho espíritu femenino entre nosotras.
RD: ¿Cómo fue que encontraste a estos personajes?
CM: Cuando llegué a Jericó tuve dos contactos, uno de ellos es un señor que se llama Nelson Restrepo, un señor muy cercano a su comunidad, muy cívico, que trabaja mucho por su comunidad, y cuando le conté mi intención me dijo que sacara una lista y me dijo que tenía que conocer a las mujeres más especiales. Él mismo empezó a hacer la lista, y los siguientes días fue ir a visitar a cada una. Tuve a alguien que fue la llave del proyecto que se llama Nelson, que me dio acceso a todas estas maravillosas mujeres.
RD: ¿Cuál fue la reacción que tuvieron cuando les presentante el documental una vez terminado?
CM: ¡Fue algo tan bonito! lo filmé y lo estoy editando para ponerlo en contenido promocional para acompañar la película, porque lloraron, rieron, se escondían, todos estábamos muy conmovidos, se revelaron secretos, intimidades las unas a las otras que no conocían, porque no todas se conocían entre ellas, y al final fue una sensación de total celebración y de comunidad entre nosotras.
RD: ¿Qué impacto crees que va a tener este documental en Colombia?
CM: Lo que más emocionada me tiene de este regalo que ellas me dieron es que voy a poder compartir con Colombia y también con un público más global una mirada femenina, intima, musical, poética y bonita de lo que yo amo de mi cultura. El cine colombiano está cambiando mucho y es maravilloso porque hay una generación que está contando historias más íntimas y más personales y que no siempre están ancladas en la violencia, en el conflicto, en lo maluco, y yo siento que esto es parte de ese movimiento. Sobre todo, va a ser una celebración, espero, en Colombia, de un espíritu femenino más profundo y más íntimo, no desde el afuera superficial sino de lo que somos, desde esa energía femenina profunda, y eso me mantiene muy emocionada.
RD: ¿Cómo fue la recepción de tu trabajo en Hot Docs?
CM: En la premier la sala estuvo llena, hubo preguntas al final, la gente se rio y yo estaba contenta por el trabajo de traducción que se hizo, porque traducir una cultura a otra lengua no es tan fácil y creo que la gente lo captó, lo entendió, se sintieron conmovidos con el film.
RD: ¿Estas satisfecha con lo que has hecho?
CM: Mi mantra desde el principio de este proyecto fue ‘nada por perder, nada por ganar, todo para dar’. Yo sé que yo di lo mejor para estar a la altura del espíritu femenino por el cual siento mucha reverencia y mucha admiración, y siento que hice lo mejor para poder estar a la altura de lo que ellas merecen, de acompañarlas de la mejor manera posible y acompañar este espíritu y celebrarlo de la mejor manera posible para Colombia y para el mundo. Nada es perfecto, todavía veo imperfecciones, pero sé que estoy tratando de dar lo mejor de mí y eso me tiene tranquila.
RD: ¿Qué mensaje le mandarías a la comunidad colombiana y latinoamericana aquí en Canadá en relación a “El vuelo infinito de los días”?
CM: Que deberían verlo por dos razones: la primera, porque es definitivamente una nueva percepción de Colombia, es una nueva percepción casi que de nuestra cultura latinoamericana, no desde el conflicto ni la violencia ni desde la sombra, sino desde la celebración, desde la música, desde la poesía, desde lo que nos hace vibrar y nos hace vivir y nos da sentido. Y segundo, porque creo que es un mensaje universal de la capacidad de estas mujeres para reconciliar los opuestos de la vida: el humor con el dolor, la fragilidad con la fortaleza, la ternura con un poco como de coraje, de fuerza. Estas mujeres nunca son víctimas, siempre están un poco más allá de esa dualidad, y creo que eso lo nutre a uno mucho, porque esa es la vida, es como un canto a la vida, esa es la vida. Entonces creo que todos nos encontramos un poco como con nuestras mamás, con nuestras tías, con nuestras abuelas y con esa fuerza femenina que hay, en esa capacidad que hay de estar dignas en la presencia de la vida tal y como es.