OSCAR VIGIL / TORONTO /
Con eventos colmados de música, poesía, pintura, fotografía y muchas expresiones artísticas más, pero también con foros y discusiones políticas, diversos sectores de Toronto comenzaron a celebrar esta semana el mes dedicado a los derechos de los refugiados en Canadá.
Roberto Martínez llegó a Canadá en calidad de refugiado en el año 1983. Era el tiempo en que en su natal El Salvador comenzaba una cruenta guerra civil que duraría doce años y que produciría más de 70 mil muertos y cerca de un millón de desplazados.
Pero su asentamiento en Toronto no fue fácil, el estigma de ser refugiado, dice, lo persiguió durante sus primeros años en este nuevo país.
“Vivimos en una sociedad que es un tanto racista y que muchas veces ve mal al refugiado. Incluso muchos latinoamericanos que en su momento llegaron como refugiados, luego se olvidan que fueron refugiados y entonces no logran recordar que ellos han sufrido, y se les olvida la nueva gente que está llegando en esa calidad, ya sea de Latinoamérica como de otros lugares”, expresa Martínez.
Y agrega: “Porque por ese estigma es que la gente sufre, ya que cuando llega acá tiene que recurrir a los servicios sociales, a la ayuda de las diferentes comunidades, de las iglesias, de los movimientos sociales, y a veces se les cierran esos lugares y se sienten solos”.
Pero es una soledad que va más allá de no tener a la familia o los amigos con uno, sino que es como una especie de soledad que carcome el alma, a la cual es necesario liberar. “Y el arte es una ventana que cuando uno no la abre no encuentra lo maravilloso que la vida es, no ve las cosas y el trayecto que uno ha traído, y de la manera que nos vamos proyectando poco a poco. Para mí el arte es una liberación”, dice este pintor, quien el fin de semana expuso su obra en Toronto junto a 14 artistas más, todos ellos refugiados.
Roberto Martínez participó en la Muestra de Arte “Más allá del miedo y de la pérdida, alcanzando la esperanza”, una expresión visual de la experiencia de los refugiados que debieron abandonar sus países y emprender el viaje a una nueva vida en Canadá. El evento se llevó a cabo en el Comité Cuáquero para los Refugiados, mejor conocido como “La Casa de los amigos”.
Ahí, este artista que hace más de 30 años llegó como refugiado a Canadá, presentó algunos de sus trabajos, los cuales reflejan parte de la cultura popular, la depresión y las problemáticas con que llegan muchos inmigrantes.
“La pintura es como una ventana que a veces algunos abrimos para poder expresar toda la en parte furia, en parte dolor, en parte traumas que traemos, y es la manera cómo poder expresarlo a través de la cultura. Dado que muchos de nosotros salimos de nuestros países con unas marcas bastante grandes, muchas veces sufrimos persecución, violencia, sufrimos el presidio, la tortura, muchas cosas, y como uno no las expresa de manera constante se van acumulando en nosotros mismos y hay momentos en que uno necesita lidiar con esas cosas y sacarlas, pero también anunciarla a otra gente que no conoce que nosotros hemos sobrevivido”, apunta.
En este sentido, dice que la liberación para él llegó precisamente a través de esos “momentos en que nos sale el comenzar a describirlo, y el pintar, el escribir, es una manera de enviar un mensaje y liberarnos”.
Para Martínez fue muy emotiva la actividad cultura del fin de semana, porque dice que cuando se ve años atrás, cuando llegó a Canadá, nunca imaginó que llegaría un momento en que él podría estar celebrando el día del refugiado.
“En un momento determinado fue un estigma, pero ahora es un aspecto de orgullo, porque nosotros como sobrevivientes que venimos de otros momentos sociales, ahora tenemos la oportunidad de darle la bienvenida a otra gente que viene, acogerlos y hacerles saber que sí, que siempre hay una manera de continuar, y solidarizándonos con los que vienen les mostramos que existe un futuro”, explica.
Ahora, a través del arte, Martínez se siente más liberado que nunca. Pero han sido muchos años de lidiar consigo mismo.
Por suerte, dice, aquí en Toronto hay una comunidad bastante grande, “y después de un tiempo en el que uno va aprendiendo un poco más y adaptándose a la cultura sin abandonar nuestras raíces, tiene una posición mejor para poder lidiar con lo interno, pero es un proceso bastante largo, y cuando comenzamos a describir de una manera artística los dolores que traemos, eso nos ayuda a superar muchas cosas, y eso es lo que me ha ayudado a mí también”.
Eusebio García, uno de los organizadores del evento artístico, explicó que el Día de los Derechos de los Refugiados se lleva a cabo el 4 de abril de cada año, dado que fue el 4 de abril de 1985 que la Corte Suprema de Justicia de Canadá reconoció los derechos que tienen todos los solicitantes de refugio en la Carta Canadiense de Derechos y Libertades. A dicha decisión se le conoce también como la decisión ‘Singh’, en reconocimiento a Harnhajan Singh, Sadhu Singh Thandi, Paramjit Singh Mann, Kewal Singh, Charanjit Singh Gill, Indrani y Satnam Singh, quienes llevaron su caso ante la Corte.
En la exposición se presentaron trabajos de artistas refugiados provenientes de Corea del sur, Afganistán, Irán, Siria, El Salvador, Chile, México y la Republica Checa, entre otras.