JOSÉ TORIBIO / TORONTO /
Estas elecciones federales me han dado la oportunidad de reflexionar un poco. En primer lugar, he reflexionado sobre algunas comunidades que teniendo pueda que, menos tiempo que nuestra comunidad latinoamericana en éste hermoso y multicultural país, han logrado en el campo económico y hasta político situarse en posiciones diría que privilegiadas.
Entendiendo que hay otros grupos étnicos que debería también tomar como ejemplos, tomaré ésta vez a dos: Los Hindúes, con comunidades muy bien organizadas, puestos de relevancias en el gobierno tanto federal como provincial, con complejos de viviendas, empleos en el aeropuerto, la policía, diputados, regidores, etc.
Los Somalíes, jóvenes que a lo mejor tengan el mismo tiempo de llegada a este país que muchos de nosotros los Latinoamericanos, quienes hoy, gracias a su buena suerte dirían muchos, tienen puestos también de mucha importancia, diputados, ministros, regidores, comunidades muy bien organizadas, etc.
Pido excusas si algunos piensan que me refiero a las dos comunidades con recelos o remordimientos. También en la nuestra hay quienes han podido lograr sus sueños. Los celos vienen de mentes subdesarrolladas, egoístas, puede que mediocres. Saco a relucir lo que he dicho porque me alegro de saber que muchas comunidades están logrando lo que sus líderes se han propuesto.
Mi pregunta: ¿Sería la Unidad Latinoamericana en Canadá un Mito, una ilusión de algunos corazones? ¿Tenemos nosotros en nuestra mente, en especial los llamados dirigentes el sueño de Simón Bolívar, José de San Martin, Emiliano Zapata y otros gigantes del pasado?
¿Tenemos acaso en nuestros pensamientos el sueño de unidad de nuestros hombres y mujeres de hoy tales como: Mujica de Uruguay, Rigoberta Menchú de Guatemala, El Papa Francisco de Argentina, Ollanta Humala de Perú, Luis Macas de Ecuador, Evo Morales de Bolivia, Floro Tunubalá de Colombia, Nicia Maldonado de Venezuela, Juana Azurduy –Perú—Bolivia y otros tantos dirigentes que suficiente muestras nos han dado de que la unidad se puede?
He visto con penas, pueda que con apuros, cómo algunos llamados líderes en nuestra comunidad Latinoamericana que por el hecho de tener años en éste hermoso país que nos ha acogido se creen los sabiondos y por lo tanto los demás les deben reverencias. Es cuando meten las zancadillas a los que no pertenecen a su país de origen, a su sexta o secta como dice un amigo, para que se caigan, no se levanten, no progresen. Este acto me sigue oliendo a mentes subdesarrolladas, a pobrezas y mediocridades.
Gracias al esfuerzo, a la visión de una mujer, Cristina Martins, quien aun no perteneciendo a nuestra comunidad Latina se ha identificado como una de la nuestras. Ella sabe que nosotros somos un gran potencial y a algunos dirigentes comunitarios a los cuales se le ha de dar las gracias, nace el Consejo de La Herencia Hispana, organismo diríase encargado de celebrar en Octubre el progreso de nuestras comunidades.
Ojalá que el sueño de los atrevidos en ver a nuestra comunidad unida y en progreso no lo pisoteemos, no lo estropeemos con la miope visión que poseemos algunos. Ojalá que la celebración del mes de La Herencia Hispana sea el faro de unidad para nuestra comunidad y mañana sea éste el Norte para conseguir el lugar que como Latinoamericanos nos merecemos. Ojalá que tan bello esfuerzo no se vea como “aquí mandamos tres y los demás o se ajustan o simplemente se largan”.
Si las comunidades que hemos mencionado han triunfado lo han hecho porque han pensado en las futuras generaciones de los suyos, y esto se debe a un solo principio: La Unidad.
Desafortunadamente unidad es lo que menos he visto en los años que tengo por estos lares en nuestra comunidad Latina. ¿A quién no le gusta lo que hemos traído de nuestros países, nuestras raíces? Todos tenemos algo hermoso y grande para aportar, todos tenemos talentos para dar.
El papel entonces del consejo de La Herencia Hispana sería acoger en su seno a cada grupo comunitario, no importa de donde haya venido y hacerle ver que la unidad es necesaria, no para usarlo a los caprichos de algunos y en determinado mes sino más bien para que todos demos de nuestros valores y poder así crecer en éste vasto y hermoso país que nos ha abrigado.
El número de los estudiantes Latinoamericanos de los distintos centros de estudios, según tengo entendido es bastante elevado. Nuestra misión seria hacerle ver a nuestros jóvenes que ellos son el futuro para nuestra comunidad. Si permanecemos unidos el futuro para ellos será brillante. Todo lo contrario seguiremos soñando con una unidad, pero solamente soñando.
Recordemos que la solidaridad es el principio de hombres de alturas, de hombres que en sus pensamientos vuelan alto, aun han de caminar por los caminos más áridos en nuestra existencia.
Que el año 2016 sea de unidad y progreso para todos.
*José Toribio Rosa es un escritor de origen dominicano residente en Toronto, Presidente de Quisqueya Community Aid for the Needy.