FRANCISCO REYES / TORONTO /
“Este es un programa destinado a personas de la tercera edad que proceden de diferentes partes del mundo. Hay personas de Colombia, Ecuador, República Dominicana, El Salvador, India, Sri Lanka, Vietnam y otros países”, explicó Lukas Vincent, coordinador del programa de huertos patrocinado por la Northminster Baptist Church, cuyos predios están localizados en Finch Ave West y Tobermory Dr.
Los participantes no sólo cultivan su porción de terreno, sino que comparten sus alimentos y sus experiencias. A veces hablando por señales, porque hay quienes no saben muy bien el inglés”, añadió, destacando que los interesados pagan una cuota de $20 dólares al año por una pequeña “chacra” en la que cultivan hortalizas y todas clases de vegetales, incluso, flores ornamentales.
Existen en la GTA diversos programas de cultivo de huertos. Entre ellos el más importante es Toronto Community Garden Network (Red de Huertos Comunitarios de Toronto o TCGN, por sus siglas en inglés).
El objetivo principal de esta red es incentivar la práctica de la jardinería utilizando materias orgánicas para el cultivo de plantas, con el fin de evitar los pesticidas, bastante perjudiciales a la salud. También, para que sean parte integral de la vida de la ciudad.
Los huertos comunitarios están localizados en toda una gama de propiedades, incluyendo parques de la ciudad, techos, terrenos de iglesias, centros comunitarios, escuelas, residencias para “seniors’ y otros.
La TCGN motiva a los participantes para mantener saludables a las comunidades, ayudando a conectarse con otros huertos comunitarios.
Al preguntarle a Lukas cuántos hispanos había en el proyecto que coordina, nos dijo que “hay alrededor de ocho, de Colombia Ecuador, El Salvador y República Dominicana. Otros participantes proceden de La India, Sri Lanka, Vietnam y Jamaica”.
“Vienen a compartir alimentos, experiencias y a hacer chistes. A veces se comunican por señales porque no todos hablan inglés. Lo más importante es que se relacionan entre ellos”.
Lidia y Jerry son una pareja matrimonial de la tercera edad. Llegaron a Canadá hace ya muchos años, procedentes de Ecuador. Llevan varios años en este proyecto, pagando religiosamente su cuota para tener derecho a cultivar el huerto.
Jerry es parco al hablar. Ha dejado que su esposa se exprese, ante la pregunta de la prensa sobre la importancia de cultivar la tierra. “Para mí es más que una medicina. Me mantiene activa y no necesito hacer otros ejercicios físicos, pues utilizo la azada y cargo agua en la regadera. En eso me paso prácticamente el día, hasta regresar a casa a tomar el baño, cenar, ver TV y acostarme cansada. Duerno bien toda la noche”.
“Cultivo hortalizas. Pero lo que más me gustan son las flores. Me produce alegría ver cuando surgen los botones. En ellas descubro las maravillas de la creación”, respondió inspirada.
A la pregunta sobre el tipo de relación que mantiene con los demás integrantes del programa respondió que “es muy importante para nosotros entender que somos inmigrantes y nos necesitamos unos a los otros. No importa en qué lengua nos comuniquemos. He aprendido a dar las gracias en varios idiomas, después de compartir lo que cada persona trae a la mesa”.
La diversidad es otro de los objetivos del la Red de Jardines Comunitarios de Toronto. Los participantes también comparten sus creencias y el bagaje de su propia cultura. El “interculturalismo” aflora en ellos de manera espontánea, en la medida en que se han ido integrando al programa.
Albero Caicedo pertenece al programa de ‘seniors’ de Arleta Manor, un edificio subvencionado por la municipalidad para personas de la tercera edad, localizado en Sheppard y Arleta.
“Me dedico a sembrar hortalizas y verduras para no aburrirme en el apartamento. Así me mantengo activo y no siento pasar la pesadez de las horas, especialmente en esta edad”.
Su objetivo no es tanto sembrar para producir sus propios alimentos cultivados al aire libre. “Regalo a mis amigos y vecinos la mayor parte de lo que siembro. Lo que me interesa es saber que puedo seguir dedicando parte de mi tiempo a la siembra”.
El verano está ya en su mitad. Dentro de poco empezarán a surgir los colores de los tomates, los pimientos y otros vegetales dando un toque más vivaz al ambiente.
Mientras, cada día bromeamos con las personas hispanas de la tercera edad sobre “las camionadas” que sacarán de sus plantaciones. Se ríen a carcajadas. Quizás fue lo que soñaron tener en sus países de origen y que ahora han logrado tener en miniatura.