GILBERTO ROGEL / TORONTO /
¿Cuál es la receta para preparar una Cuba Libre? le podríamos preguntar a un experto bartender y con seguridad nos dirá: mucho hielo, un chorrito de buen ron blanco y mucho refresco de Cola. Ahora, hagámosle esta misma pregunta a otro tipo de personas y nos sugerirán: muchos gringodólares, una generación adormecida, muchos hot docs /burgers y mucha Coca Cola.
…“Y entonces ¿quién triunfó sobre quién?”, ¿se acabó el mito? ¿se terminaron los sueños y la utopía está a punto de concluir? ¿habrá que despertar a la triste y cruda realidad mediatizada? ¿valieron la pena los 56 años de resistencia y la lucha encarnecida contra el águila imperial? ¿no habrá más batallas entre el David y el Goliat latino? ¿quien será el primero en ceder?
El punto es que desde hace aproximadamente dos meses y de ahora en adelante ya no hay marcha atrás, el famoso y desgastado embargo Estadounidense contra la isla de Cuba impuesto por John F. Kennedy no será levantado de la noche para la mañana, las relaciones diplomáticas y comerciales puede que se restablezcan a corto plazo; sin embargo tendrá que correr mucha agua bajo el rio.
Paralelo a esto también viene el otro fenómeno no menos importante, ¿tendrá la revolución (las nuevas generaciones de cubanos y cubanas) la capacidad, valentía y formación para resistir los nuevos ataques del ‘imperialismo yankee’ y sus aliados y sus temidas fuerzas del mercado? En ese contexto es justo recordar las frases del pasado: es preferible “morir de pie que vivir arrodillado”, “vencer o morir”, o esta: “pa’tra’ ni pa’ coger impulso”.
Estos ataques encabezados por muchas compañías transnacionales, entre españolas, chinas y algunas abrigadas con la bandera de la hoja de Maple, tienen listos sus cuchillos y tenedores para comenzar a repartirse el jugoso pastel del nuevo mapa turístico de Cuba. A lo mejor los 56 años de este embargo ayudaron a la clase política Cubana a visualizar quién era el ‘enemigo visible’ y sus debilidades, ahora parece que no.
Personalmente creo que es el momento oportuno para hablar sobre que lo que se está perdiendo y sobre lo que supuestamente se estaría ganando con los nuevos cambios en la política hacia la isla. Es curioso porque durante muchos años admiré los indiscutibles avances alcanzados por la revolución en materia de salud (respetados y replicados por muchas naciones alrededor del mundo, entre estas Canadá) y educación; logros que la mayoría de países en América Latina están a años luz de brindar a sus poblaciones. Ningún o de nuestros países Latinoamericanos podría darse los lujos de alardear de estos éxitos en condiciones extremas, más bien estas naciones siempre han corrido para el norte a buscar ayuda, empeñando la dignidad.
Pero tampoco podemos dejar de ver la otra cara de la moneda, la clase política cubana tiene una gran deuda, no pudo lidiar o quizás no quiso afrontar el tema de la transparencia y la legitimidad que cada vez se le hizo más pesada y más compleja, lo que ha dado paso para que muchos cubanos insatisfechos con el sistema aprovechen el momento y sueñen más con aquellas grandes cosas que los que viven afuera pueden comprar con facilidad como un televisor de 50” o un auto último modelo a costa de agrandar el monto en la tarjeta de crédito.
Al final de todo, es claro que el embargo fracasó en su intento de asfixiar política y económicamente a la isla, es más, ayudó a crear y mantener vivo el mito de un sueño posible, de un sueño alcanzable, un sueño que ahora parece irse desvaneciendo, porque en lo personal no creo que esta nueva generación pueda seguir aguantando, se volverán más pragmáticos y menos ideologizados.
Más bien quizás cuando usted viaje a la isla allá por el 2020 cuando el invierno nos golpee con mucha más fuerza acá en Canadá, las pocas señales del pasado que sobrevivirán serán los murales y los souvernirs como las camisetas de Fidel y el Che; y cuando usted haga el tour por La Habana tendrá el dilema si almorzar yuca con mojo, chicharrones con tostones o arroz con habichuelas y de bebida una Cuba Libre en La Bodeguita del Medio; o ir a la nueva sensación culinaria en la esquina opuesta en la que usted podrá ordenar large fries, a pop, and two hot docs o mejor un deseado y esperado Bic Mac.
Nuestra próxima entrega: Las pláticas con Mónica.
*Gilberto Rogel puede ser contactado en gilbertorogel@gmail.com