Hace 25 años, el gobierno federal prometió erradicar la pobreza en el año 2000. Era primer ministro de Canadá el conservador Brian Mulroney.
En un acto solemne el 24 de noviembre de 1989, los miembros de la Cámara de los Comunes, en el Parlamento de Ottawa, aprobaron por unanimidad eliminar el flagelo del hambre que en aquel entonces afectaba a 1.06 millones de niños pobres, (15.8% de todos los niños de Canadá). En un período de 25 años, la pobreza ha aumentado a 1.33 millones de niños (19%), de acuerdo con cifras del 2012.
Según esa última cifra, 550,000 niños pobres viven en Ontario. De estos se encuentran 179,000 menores diseminados en los vecindarios pobres de Toronto, el 29% de la población infantil de la ciudad principal de Canadá.
Las estadísticas fueron dadas a conocer la semana pasada por la organización “Campaña 2000”, sobre “La Situación del Niño y la Familia en la Pobreza.”
El reporte, que ya ha repercutido en las organizaciones sociales dedicadas a esa problemática, lamenta que uno de cada cinco niños en Ontario “aún enfrenta la vida en la pobreza”, y agrega que “para todos esos niños la pobreza puede significar incapacidad de acceso a alimentos saludables, a viviendas de bajo costo y a otras necesidades básicas”, como son el deporte y la diversión durante las vacaciones escolares.
El gobierno provincial de Ontario cayó por debajo de su objetivo de reducir la pobreza en un 25% en un período de 5 años a partir del 2008. Las cifras más recientes del 2011 indican que sólo se logró una disminución de 9.2%.
“Está claro que 25 años y una generación más tarde esa pobreza continúa despojando de su dignidad y de sus potenciales a niños y adultos”, deplora el reporte.
Los liberales de Ontario admitieron el fracaso de esa meta socio-económica. La premier Kathleen Wynne y su equipo de gobierno lanzaron en septiembre una segunda estrategia de reducción de la pobreza en un 25%, que era la meta anterior no alcanzada.
El nuevo estudio de “Campaña 2000”, organización que vela por el cumplimiento de dicha promesa, aboga por la ejecución de planes, tanto del gobierno federal como el provincial, destinados a la creación de empleos, la construcción de viviendas, programas de atención a la niñez y la ampliación de la asistencia social a las familias más necesitadas, para rescatarlas de la pobreza.
En ese sentido, Maytree, organización dedicada a la formación de líderes comunitarios, destacó que el gobierno de la ciudad está llamado a desarrollar estrategias para resolver la pobreza y sugiere a las nuevas autoridades municipales seguir las estrategias de “Campaña 2000”, entre ellas, la de incorporar a las bases de la comunidad en la solución, así como ir a las causas profundas de la pobreza.
John Tory, el nuevo alcalde de Toronto, quien asumió el cargo esta semana, tan pronto conoció el informe, prometió ser un líder en la lucha para eliminar los flagelos del hambre y de la falta de viviendas, entre otros males, en Toronto, que ha alcanzado la peor tasa de pobreza entre las grandes ciudades de Canadá.
Pero no será tan fácil alcanzar la meta. El gobierno federal desvía fondos del presupuesto nacional a otras aéreas menos prioritarias, mientras la pobreza genera los grandes males de la sociedad
El pasado 30 de octubre, el PM Stephen Harper puso en marcha un programa de reducción de impuestos familiares por una inversión de $4.6 billones que beneficiará mayormente al 15% de los matrimonios canadienses con ingresos superiores a los $50,000 dólares, en detrimento del 85% de las familias pobres y de clase media. El dinero, según un líder de la oposición debió ser destinado a programas de ayuda a la niñez para reducir la pobreza.
En ese 85% se ubican las familias inmigrantes, entre ellas hispanas, así como las aborígenes, metis y afro-canadienses, cuyos niveles de pobreza son alarmantes y reflejan la injusticia del sistema.
Las estadísticas de Bancos de Comida de Canadá no se equivocan. Según el reporte anual “HungerCount 2014”, en marzo de este año unas 841,000 personas visitaron bancos de comida alrededor del país. Un aumento de 1% con relación al año anterior y un incremento de 24,5% con respecto al año 2008. Es decir, más de un tercio de los usuarios (36.9%) son niños.
Muchas preguntas afloran en torno a la suerte de esa generación de niños de 1989 y que hoy tienen 25 o más años de edad.
¿Cuántos de ellos no pudieron alcanzar un nivel de educación superior? ¿Cuántos han caído en la prostitución, la adicción al alcohol y las drogas, en la delincuencia de las pandillas o en la inacción social?
Ha faltado voluntad política y social para erradicar la pobreza. Mientras tanto, nos lamentamos, desalentados, al ver otra promesa incumplida por los gobiernos de Canadá. Pero no sin la esperanza de saber que “mañana…todo será distinto”, como dijo el poeta nicaragüense Edwin Castro.
*reyesobrador@hotmail.com
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