En una ciudad como ésta, la diversidad visual es arte. En cualquier lugar de Toronto se ve y se escucha gente de todos lados del mundo, sales a la esquina y encuentras personas de una y otra nacionalidad, raza o religión que hablan en idiomas con sonidos que tu garganta no es capaz de lograr. Ir a algunos supermercados es una experiencia sobrecogedora; encuentras secciones por países como si estuvieras en una clase de geografía gastronómica, descubres decenas de productos “raros”, o mejor, “exóticos”, esos mismos que día a día se consumen en todos los confines del planeta. Ni que decir de recorrer los centros comerciales que se encuentran en zonas de concentración de emigrantes de tal o cual país, que están ambientados con música y olores fascinantes, donde los productos que se ofrecen en los almacenes son de un colorido y una estética tan diferentes que sientes el peso de la domesticación de occidente. Sus tiendas de ropa, de accesorios, y decoración son visualmente retos cromáticos, lugares repletos de objetos vivos que cuentan historias y quieren robarte una segunda mirada.
Esta diversidad define el arte multicultural en Toronto. Aquí encuentras desde el museo de arte islámico Aga Khan, pasando por el museo de arte contemporáneo de Canadá (MOCCA), la fascinante galería de arte de Ontario (AGO) y el impactante ROM, hasta el museo Gardiner y su impresionante colección de cerámicas, la galería de arte The Power Plant con sus únicas piezas visuales, o la histórica destilería y sus galerías vanguardistas. Estos lugares merecerán de mi parte en el futuro una presentación panorámica de sus colecciones, des-colecciones, aciertos, y quebrantos visuales.
Hoy recorreré con ustedes lo que se conoce como el Distrito de Arte y Diseño sobre la calle oeste de la reina, ó sea Queen St West. Caminando de este a oeste, entre University y Dufferin St tendrás la posibilidad de encontrar todo tipo de expresiones artísticas visuales. Conocidas galerías de arte, pequeños sitios de exhibición, grandes almacenes de diseño y de “marca”, numerosos anticuarios que mezclan la modernidad con el pasado, y tiendas grandes y pequeñas con decoraciones exuberantes y en ocasiones sobrias repletas de toda clase de artículos restaurados. Incluso cada vitrina te conecta con el arte y su intencionalidad comercial termina narrando pura creatividad.
Observe en detalle literales vómitos de color sin mayor compromiso con la estética, tallas en piedra impecables, tapices con toda clase de incrustaciones, paisajes de sueños surrealistas, desbordes de color que juegan con la luz en una calidad extrema pero sin figura alguna, afiches restaurados del siglo pasado, rayones desquiciados sobre tablas o lienzos, fotografías con ópticas bastante alteradas, grabados japoneses que cuentan historias de antes de 1800’s, ventanas que con simples lineas muestran ciudades futuristas, usos variados y sin fin de formatos gigantes y miniaturas, paletas de colores que me llevaron desde el Tíbet hasta Indonesia y desde la tundra canadiense hasta el cálido San Francisco. Arte que hablaba, y arte que me llevaba al silencio, con precios que iban desde varios miles de dólares hasta unos pocos por no decir centavos, en galerías elegantísimas o también en locales que no se imagina uno como pagan el arriendo. Espacios en donde casi todas las paredes erigidas tenían una puntilla y algo colgando de ellas, lugares que viven de martes a domingo y descansan, por la fatiga de ser observados, todos los lunes.
Si, el arte es un lenguaje universal y es multicultural en esencia. Las barreras del idioma se rompen con los puentes del color, la estética y la imagen. A la larga somos pocos los que decidimos expresar sobre diferentes superficies lo que miles de mentes locas son capaces de imaginar. En este recorrido, me encontré las obras, pero me hizo falta hablar con los artistas. Lo humano a veces se pierde. Y si, aunque en una ciudad como esta, la diversidad visual es arte, también Toronto es la ciudad que por donde miro no para, no para el asfalto, no paran los andenes, no paran de construir edificios que rascan los cielos, no paran de levantar paredes. Artistas del mundo, no paren de crear que todavía hay mucho por colgar…
Si están interesados (as) en conversar, tomarse un café, y tertuliar sobre arte…pueden contactarme en maoart2013@gmail.com
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