Drogas y alcohol: los enemigos que derrotaron a Rob Ford

FRANCISCO REYES* / TORONTO /
El pasado viernes 23 de mayo, la firma Forum Research dio a conocer los resultados de una encuesta realizada dos días antes sobre la popularidad del desmeritado alcalde de Toronto, Rob Ford, cuya conducta es cada vez peor.
La progresión de su impopularidad es el resultado directo de su adicción a las drogas y al alcohol, sustancias perniciosas que siguen causando graves problemas a la sociedad. Entre ellos, muertes prematuras por sobredosis, suicidios, asesinatos y accidentes automovilísticos.

Aún peor, destrucción de hogares e infelicidad en las familias, siendo los niños los más afectados sin que a veces lleguen a comprender la realidad del desastre.

De acuerdo con la nueva encuesta, la tasa de aprobación que tiene el alcalde descendió a su nivel más bajo de 22%, con relación al 38% obtenido en un muestreo previo del 1⁰ de mayo.

En 39 encuestas que Forum ha realizado sobre Ford desde el 2012, en todas, menos en una, el alcalde se había mantenido estable, con un 40% de aprobación, incluso después de admitir en noviembre que había fumado “crack”, como se muestra en un video que el alcalde se empeñaba en negar, desde mayo del 2013.

De hecho, Ford no admitía que el consumo abusivo de drogas y alcohol lo habían convertido en adicto y, como tal, padecía de la doble enfermedad de alcoholismo y drogadicción. Al extremo de mentir públicamente negando que tenía problemas con esas sustancias nocivas y cancerígenas, no obstante los estragos que causó en el seno del gobierno de la ciudad e hizo de la alcaldía una institución inoperante.

Sus acciones erráticas estaban a la vista de la sociedad, pero él estaba obsesivamente ciego y no quería aceptar que sus actos han sido el resultado de su personalidad enfermiza y trastornada por el abuso de esas sustancias dañinas para la salud física, mental y espiritual.

Por más que intentaba ocultarlo, la adicción se encargaba de delatarlo, al mostrar en público patrones de conducta comunes a todos los alcohólicos y drogadictos, que van desde la no aceptación del problema a la irritabilidad, el insulto y la evasiva, poniendo como excusa que “nadie es perfecto”, que no es más que una muestra de impotencia para buscar la solución al problema.

El alcohol y las drogas han sido los peores enemigos de Rob Ford. Le han alterado su personalidad por varios años y, ahora, se han encargado de causarle la derrota electoral por anticipado  en las elecciones municipales del próximo noviembre.

Esto es así, porque el alcohol y las drogas no reconocen posiciones económicas, sociales y políticas, para mantener en su trampa a quienes padecen de esas enfermedades. Lo mismo destruyen a  profesionales  e iletrados. Al más religioso y al más ateo. Al más famoso como al más invisible en la sociedad.

Ford, como cualquier alcohólico y/o drogadicto, ha sido víctima de su propia inadmisibilidad del problema. Esa es la razón por la que es impotente ante esas sustancias perniciosas y por lo que su vida se ha tornado ingobernable, sin poder controlar sus emociones negativas, como son la ira y la insolencia en el lenguaje, que se conocen como parte del montón de defectos del carácter del ser humano.

Muy difícilmente volverá a recuperar la popularidad cuando lanzó su primera candidatura a la alcaldía hace cuatro años. Quizás desplace al candidato John Tory, quien oscila entre el 26% y el 28% en las preferencias de las encuestas. Ni hablar de aproximarse al 36% que cómodamente mantiene Olivia Chow, quien se mantiene en el primer lugar entre los que aspiran dirigir el gobierno de la ciudad.

En su intento por subir su popularidad, Ford ha aceptado internarse en un centro de tratamiento contra el abuso del alcohol y las drogas. Pero la tasa de aprobación de su candidatura se empañó debido a que el pasado martes 22 la policía intersectó su Cadillac Escalade, conducido por una mujer bajo los efectos del alcohol, y que estaba a su vez recluida en dicho centro.

Tras el incidente, que no parece para nada accidental, las encuestas han revelado que más votantes han ido perdiendo la confianza en Ford, quien no tiene otra opción que no sea aceptar  que ha sido derrotado por esos poderosos enemigos “engañosos, traicioneros y poderosos”.

Si acepta su derrota y toma en serio el proceso de recuperación que ya ha iniciado, obtendría la victoria de la sobriedad. Ojalá la encuentre en algunos de los grupos de Alcohólicos Anónimos (AA) o en los de Narcóticos Anónimos (NA).

Los jóvenes, sean adictos o no, deberían leer este articulo para que vean lo que dijimos al principio, para que sus vidas no recorran el camino que ha tenido que transitar Rob Ford, por no admitir que las drogas y el alcohol son sus peores enemigos, que lo llevaron a una cadena de desaciertos.

El poder de la voluntad y el poder de Dios ayudan a quienes tienen el deseo de querer dejar de beber y consumir drogas.                                                                                                       

*Francisco Reyes es un periodista canadiense de origen dominicano. Puede ser contactado a reyesobrador@hotmail.com

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