Previenen por ola de estafas a seniors hispanos en Toronto

POR OSCAR VIGIL / TORONTO /
Una serie de estafas dirigidas a personas de la tercera edad se han estado llevando a cabo durante los últimos días en la comunidad latina residente en Toronto. Presentamos a continuación el testimonio de Guadalupe, quien pidió reserva de su identidad por temor a los malhechores, a fin de que sirva de prevención para nuestros lectores.

“Mi nombre es Guadalupe, tengo 56 años de edad y hace casi 30 años inmigré a Canadá proveniente de un país suramericano. En estos momentos paso la mayor parte del tiempo en mi casa ya que estoy discapacitada debido a que sufro diversos problemas de salud, y para empeorar las cosas ahora también tengo una deuda de 6 mil dólares.

Todo comenzó el 16 de marzo pasado cuando sonó el teléfono. Contesté y un muchacho me dijo “hola tía”, le pregunté quien hablaba,  y me dijo: “el sobrino del que usted nuca se acuerda”. Cometí el error de decir “¿Juan Miguel?”, y él se agarró de ahí y me dijo “sí, Juan Miguel”, y se cortó la llamada.

Como a los 10 o 20 minutos sonó el teléfono otra vez, y me dijo: “tía estoy aquí en el aeropuerto de México, porque yo traía 25 mil dólares y me los quitaron y tengo que pagar $3,300 para que me los devuelvan, para poder seguir mi viaje para Canadá, ayúdeme que no quiero quedarme preso aquí”.
Me pidió que se los mandara por Western Union a nombre de una tal Lorena Huizar Palomar, a Guadalajara, Jalisco, México.

Yo le creí. Recogí un dinerito que tenia y le mandé mil dólares, fui tan estúpida! Eso fue el domingo. El lunes volvió la llamadera, y fui al banco y recogí el resto del dinero, $2,300 y se lo mandé.

Entonces me llamó un tal Licenciado Juan Carlos, que supuestamente era el asesor de mi sobrino en el aeropuerto de México, para que les diera el código para recoger el dinero, porque no lo dejaban salir de México si no pagaba a las autoridades del aeropuerto los 3,300 dólares.

Me preguntó que qué hacia mi sobrino en mi país, que quiénes eran sus padres, si tenía hermanos, etc., y yo le di toda la información.

Después, cuando ya tenían todo el dinero, me volvió a llamar Juan Carlos y me dijo que mi sobrino era un mentiroso, que traía 25 mil dólares mas en la maleta, que se los habían encontrado, y me sale con el cuento de que para que le devolvieran todo el dinero le que tenía que mandar otros $3,300 dólares.

Cuando ya pagué todo, es decir los $6,600, me dijeron que mi sobrino andaba huyendo de las autoridades de mi país porque había atropellado a una niña y había muerto.  Pero me puse a pensar ¿cómo había salido del país con record criminal?

Ellos me decían que para que a mi sobrino le quitaran el record criminal y no tuviera problemas en el aeropuerto de Toronto, tenía que pagarles 5 mil dólares más.

Mi sobrino me lloraba, suplicaba que no quería quedarse en México, que no quería ir a la cárcel, porque me decían que va a ir a la cárcel si yo no pagaba.

Entonces pedí que me comunicaran con el oficial de inmigración, y el supuesto oficial me dijo que ellos eran tres compañeros y que necesitaban ese dinero para compartirlo entre ellos y así podían borrar los datos criminales de mi sobrino.

En ese momento ya estaba sospechaNdo que algo raro estaba pasando.

El problema es que nunca había habido mucha comunicación entre mi familia y mi sobrino, pero cuando ya tenían los $6,600 llamé a mi hermano y le conté, y él me dijo que esa era una estafa y que iba a investigar si mi sobrino estaba en el país o no. Me llama de nuevo y me dice que mi sobrino está en mi país, me dio su teléfono y hable con él.

Al terminar de conversar con mi verdadero sobrino, me llaman nuevamente los estafadores para ver si había puesto el resto del dinero, y ahí yo me desahogué y les dije muchas cosas. Me colgaron el teléfono y no me volvieron a llamar.

Llamé a la policía, vinieron dos oficiales y cogieron los datos de las personas que me estafaron, pero no sé si van a lograr encontraros.
Hoy estoy contando la historia para que a otras personas no les pase lo que me pasó a mí, que sepan que aquí en Toronto están estafando sobre todo a las persona de la tercera edad.

La experiencia ha sido muy dura, trato de olvidarla porque enferma el saber que por ahí andan delincuentes robando los poquitos ahorros de las personas. Pero ando buscando que no engañen a otras personas como en engañaron a mí. Yo sé lo que cuesta en este país ahorrar unos dólares, y ahora tengo una deuda de seis mil dólares”.

 

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