El futuro incierto de las ONGs en Canadá

FRANCISCO REYES* / TORONTO / 
En enero de este año, CoDevelopment Canada Association (CoDev) recibió por medio de carta una orden de preparar su estado financiero para una auditoría que le practicará en noviembre el Ministerio de Rentas Internas, mejor conocido como Canada Revenue Agency (CRA).

CoDev es una organización no gubernamental (ONG) sin fines de lucro dedicada a aliviar las condiciones de pobreza en América Latina.

En el año fiscal 2012-13 la ONG canadiense con sede en Vancouver reportó gastos por $1.3 millones, con una inversión aproximada de 4% en asuntos políticos. El personal de esa agencia comunitaria es de cuatro miembros que dirigen proyectos en 11 países hispanos, entre ellos, El Salvador, Honduras y Nicaragua.

En sus 25 años de existencia CoDev será sometida a su segunda auditoría, lo que indica la seriedad de esa organización. La primera fue en el 2009, que arrojó resultados transparentes. La próxima se realizará bajo los nuevos requisitos que Canada Revenue ha empezado a aplicar a las ONGs.

Esta vez la evaluación financiera exige que CoDev defina las “leyes sobre derechos humanos” que se aplican en los países donde desarrollan sus proyectos humanitarios.

Sin embargo, la ministra de Canada Revenue, Kerry-Lynne Findley, sostiene que el objetivo del gobierno de Stephen Harper es hacer que las ONGs asuman responsabilidades bajo las nuevas reglas “para salvaguardar el dinero público”.

La semana pasada, CRA auditó a PEN Canada, organización que defiende la Libertad de Prensa en este país. La razón dada por Canada Revenue es que se trata de “una medida de precaución” para “asegurar” que ésa y otras agencias afines “no se excedan en el gasto con fines políticos más allá del 10% permitido en sus presupuestos”.

La auditoría a PEN Canada fue criticada por la prensa nacional, por sectores de la sociedad que conocen las labores de las ONGs, y por intelectuales de renombre, entre ellos, la escritora laureada Margaret Atwood, que ven amenazada la Libertad de Expresión bajo el gobierno conservador.

Desde hace varios años unas 52 ONGs han estado en la mirilla de CRA por la simple razón de oponerse a ciertas políticas del primer ministro Harper y que consideran son erradas.

Kairos, ligada a la Iglesia Católica, perdió en el 2009 la subvención federal por opinar sobre el conflicto palestino-israelita. OXfam, agencia de alivio con una gran reputación internacional, fue puesta bajo observación de CRA, por recomendación del ministro del Trabajo, Jason Kenney, debido al desacuerdo de esa agencia frente a  los asentamientos judíos en la Rivera Occidental Palestina.

El ministro de Recursos Naturales, Joe Oliver, se quejó contra las ONGs que velan por la preservación del medioambiente y contra otros “grupos radicales” que “están socavando el interés nacional”. Algunas de esas ONGs han sido auditadas por oponerse a la extracción de butimeno en las arenas subterráneas de Alberta. Entre ellos, Fundación David Suzuki, Tides Canada, Defensa Ambiental, Fundación Pembina, Equiterre  y Centro para la Acción Ecológica.

De esto se deduce que los sectores democráticos y los intelectuales canadienses tienen, al parecer, sobradas razones para sospechar que se trata de una “cacería de brujas” contra las ONGs opuestas a las decisiones equivocadas del gobierno de Harper.

Es responsabilidad de los gobiernos garantizar la Libertad de Expresión para que los ciudadanos exterioricen sus ideas sin temor a represalia.

No se justifica que, dada la tradición democrática del pueblo canadiense, las autoridades gubernamentales quieran conculcar esa prerrogativa del ser humano, según se desprende de los informes constantes de los medios de prensa de este país.

Preocupa, en ese sentido el futuro de las ONGs en Canadá. Un futuro que se torna cada vez más incierto debido a las auditorías obligatorias que preceden a los desacuerdos con las políticas gubernamentales de los conservadores.

De ser halladas culpables del más mínimo error en sus presupuestos, las ONGs de Canadá no recibirán la ayuda federal para los programas que desarrollan en bien de la humanidad. En ese sentido, están condenadas a la desaparición lenta por estrangulamiento financiero.

 

*Francisco Reyes es un periodista canadiense de origen dominicano. Puede ser contactado a reyesobrador@hotmail.com

 

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