FRANCISCO REYES / TORONTO /
Toronto es una de las metrópolis más multiculturales del mundo, donde convergen casi todas las corrientes de la migración global.
En sus vecindarios se fusionan las más diversas minorías visibles, mayormente inmigrantes de unos 200 países del mundo, los aborígenes, los “metis” y los afro-canadienses.
Es esa convergencia de los grupos humanos en las calles de la urbe lo que le otorga características únicas a la ciudad más populosa de Canadá.
De acuerdo con el Censo Nacional del 2011, un 46% de la población total de inmigrantes de Canadá vive en Toronto. De cada 10 inmigrantes de Ontario, 7 residen en esta ciudad. Más aún, 49.1% corresponde a las minorías visibles. Esto es, uno de cada cinco habitantes de Canadá corresponde a las minorías etnicas.
Sin embargo, las cifras ocultan una realidad palpable a simple vista: la ausencia de representación de las minorías étnicas en las instituciones políticas y civiles en la principal municipalidad de este país.
En otras palabras, las instituciones políticas y civiles parecen desconectadas de las comunidades de minorías étnicas, caracterizadas por la marginalidad. Sus líderes son desdeñados por las elites burocráticas y los grupos de poder económico, como se denunció por este medio de prensa a mediados de marzo, en lo que respecta a la participación de los dirigentes de las comunidades hispanas de Toronto en los Juegos Panamericanos del 2015.
Los organizadores oficiales de los Panamericanos se han repartido los puestos claves en el comité, relegando sin voz ni voto en los puestos de tercera categoría a los dirigentes de las comunidades hispano-canadienses.
Las voces de las minorías visibles tienden a ser ahogadas por quienes controlan las estructuras políticas y sociales de esta ciudad. Sólo tienen como defensores a los profesionales de ideologías populistas y dirigentes del activismo social, pero no de los círculos de poder.
De los 46 miembros del Concejo Municipal, seis representan a las minorías visibles: cuatro de las comunidades de origen asiático-oriental, uno de la afro-canadiense y otro, de las comunidades hispanas. La comunidad italiana, de mayor arraigo, ha hecho sentir su presencia en el Concejo Municipal.
Si nos centramos en el proceso electoral de esta municipalidad, nos daremos cuenta de que las minorías visibles tienen pocos candidatos –en muchos casos, ninguno- que aspiren a representarlas en la alcaldía, debido a la falta de correlación de fuerzas y son aplastadas por las más poderosas, las que tienen el poder económico.
En lo que respecta a las candidaturas de alcalde/alcaldesa, sólo la ex parlamentaria federal del NDP, Olivia Chow, representa realmente las aspiraciones de las minorías visibles. No es accidental que dichas minorías se identifiquen con ella cada vez que aparecen en la radio, la TV y la prensa escrita facetas de su vida y de sus familiares, tras haber inmigrado desde Hong Kong y tener que luchar a brazos partidos para alcanzar cierto nivel de estabilidad económica.
Olivia es bastante conocida en los círculos obreros, compuestos mayormente por inmigrantes, y en las organizaciones sociales que trabajan en favor de las minorías visibles de esta ciudad. Su labor de 14 años en el Concejo Municipal, sirviendo como directora del Comité de Servicios Sociales y vice directora de la TTC, entre otras responsabilidades en la alcaldía.
Nadie puede contradecir el hecho de haber logrado nuevo presupuestos balanceados consecutivos, como miembro del Comité Presupuestario, desde 1994 al 2003.
Aunque el alcalde Rob Ford, quien busca la reelección, ha hechos esfuerzos por defender los derechos de los grupos excluidos y de menores ingresos económicos de Toronto, a través de su plataforma política conocida como “Ford Nation”, su descrédito por abusar de las sustancias narcóticas y del alcohol, así como por su relación con personas ligadas al narcotráfico y por sus acciones supuestamente reñidas con la ley, lo descalifican para continuar al frente del gobierno de la ciudad.
John Tory, por su parte, está considerado como un candidato de la elite burocrática, a pesar de estar haciendo campaña política en los vecindarios de minorías visibles. Pero no llega a las masas. Karen Stintz y David Soknacky apenas suenan en los medios de comunicación y no tienen incidencia en las minorías étnicas.
En resumen, las minorías visibles, las comunidades de inmigrantes de Toronto, están sedientas de candidatos que las representan en el gobierno de la ciudad.
¿Quiénes se lanzarán a llenar el vacío de la representatividad de las minorías éticas, entre ellas, las comunidades hispano-canadiense de Toronto?
¿Cuántos hispano-canadienses, con derecho participar en los sufragios electorales, votarán en las contiendas del 27 de octubre? Más aún, ¿elegirán a los candidatos de su verdadera representatividad?
*Francisco Reyes es un periodista canadiense de origen dominicano. Puede ser contactado a reyesobrador@hotmail.com
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