El ocaso de un ministro inolvidable

POR FRANCISCO REYES / TORONTO /
La carrera política del ministro federal de Finanzas, Jim Flaherty, se acerca a su final. Sus días como miembro del gabinete del gobierno conservador –y posiblemente como parlamentario- están contados. Ha chocado con una muralla difícil de derribar: el primer ministro canadiense Stephen Harper.

Conociendo que nada se mueve sin la anuencia del implacable Stephen Harper en el seno del gobierno y en interior del Partido Conservador, es inminente el ocaso del inolvidable ministro.

Flaherty es una destacada figura en el ámbito político y económico de Canadá, experto en hacer recortes presupuestarios, sin que le duela el sufrimiento de sus compatriotas, especialmente los más empobrecidos de la sociedad.

Su paso por Ontario, como ministro de Finanzas del gobierno conservador de Mike Harris, aún se siente en el caos creado en el sistema de salud, en la disminución de la calidad de la educación, en el desmantelamiento de la empresa eléctrica de la provincia, que disparó los precios de la energía, en la desarticulación del movimiento laboral y de otras medidas que afectaron a la población.

Los 10 años funestos del gobierno de Harris no se borran fácilmente de la memoria de Ontario y los rostros de sus artífices, entre ellos, los de Flaherty, Tony Clement, Ernie Eves… asoman difusos en los claroscuros del tiempo.

Sobre todo, cuando se recuerda que por los recortes presupuestarios en el ministerio provincial del Medioambiente, siete personas murieron y unas 2500 fueron hospitalizadas debido a la contaminación con la bacteria E-coli del acueducto de Walkerton, en mayo del 2000.

Los recortes de Flaherty en el ministerio de Salud de Ontario, durante el gobierno de Harris, causaron la muerte de muchas personas en las salas de emergencia de los hospitales o cuando eran conducidas en las ambulancias, sin que los paramédicos supieran a qué centro de salud llevarlos, debido a que muchas emergencias habían sido cerradas.

Cientos de obreros despedidos perdieron sus hogares al quedar cesantes y no poder pagar las hipotecas.

El inolvidable Flaherty dejó un legado en Ontario “bastante parecido” a una pesadilla.

Ahora, se ha convertido en una piedra de choque en el seno del gobierno federal de Stephen Harper. Sus confrontaciones con el Primer Ministro y otros miembros del gabinete salieron a la luz tras presentar el presupuesto de este año en el Parlamento federal.

Desde hace un tiempo, Flaherty ha cuestionado el plan de Harper, de que tan pronto como se elimine el déficit fiscal en el 2015, las parejas matrimoniales podrán reclamar por separado beneficios deducidos de su declaración de impuestos (Income Tax), para que tanto el esposo como la esposa reciban individualmente unos $1,300 dólares al año.

En rueda de prensa el miércoles 12 de febrero, día después de presentar el presupuesto, Flaherty se pronunció en contra de esa promesa clave hecha por Harper en la campaña electoral del 2011, alegando que “ésta beneficia mucho a una minoría de la población canadiense y muy poco a la mayor parte de esa población”.

Esto es, los beneficios se concentran en familias con altos ingresos en las que sólo trabaja uno de la pareja matrimonial: 40%  del total de los beneficios iría a familias con ingresos por encima de los $125,000 mientras que no recibiría beneficio el 85% de las familias, incluyendo madres o padres solteros. Además, entre parejas matrimoniales con niños, cerca de la mitad recibiría nada o menos de $500 dólares.

Esta jugada política de Harper, para favorecer a 1.8 millones de familias con hijos y con ingresos superiores a los $50,000 al año,  para que sigan votando por él, produciría al Estado $2.7 billones en pérdida por concepto de no ingreso de los impuestos.

Flaherty ha sostenido que esa propuesta “necesita ser analizada en profundidad” por el gobierno, “para ver a quiénes afecta y hasta qué punto, porque no estoy seguro de que beneficia del todo a nuestra sociedad”.
Contra Flaherty se han levantado el ministro del Trabajo, el controversial Jason Kenney, repudiado por muchos a su paso por el Ministerio de Inmigración, quien insiste que se debe mantener la promesa de campaña, y el presidente de la Junta del Tesoro, Tony Clement, quien lo secunda. 

El ministro de Turismo y para los Pequeños Negocios, Maxime Bernier (famoso por abandonar documentos en casa de una novia cuando era ministro de Relaciones Exteriores), la ministro de Transporte, Lisa Raitt y el jefe del comité de Finanzas, James han expresado sus reservas sobre la política de Harper.

Las divisiones han entrado en el PC de Harper. Es casi seguro en los próximos días “reorganice” el gabinete para “reemplazar” (entiéndase sacar del gobierno) a Flaherty, quien tiene 65 años de edad y está padeciendo de una enfermedad cutánea que lo mantiene en ocasiones fuera de ciertos actos públicos y del debate parlamentario, para defender al gobierno de los ataques de la oposición, que busca debilitar a los conservadores en la campaña electoral del 2015.

Los electores hispanos tienen en este artículo material suficiente para sopesar su próximo voto en las elecciones de Canadá.

*Francisco Reyes es un periodista canadiense de origen dominicano. Puede ser contactado a reyesobrador@hotmail.com

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