POR BERNARDO RIVEROS / TORONTO /
Dos hacen la unidad. El tema de la unidad es algo que ha sido hablado y deseado por el ser humano incluso desde nuestra historia. Si buscamos en Internet podemos encontrar frases célebres tales como: “Yo hago lo que usted no puede y usted hace lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas”. Madre Teresa de Calcuta. “En la unión está la fuerza” Simón Bolívar. “Llegar juntos es el principio. Mantenerse juntos, es el progreso. Trabajar juntos es el éxito”. Henry Ford.
Incluso en películas como “los tres mosqueteros”, “el salón de la justicia”, en el mismo “llanero solitario” la unidad ha sido el común denominador para representar la consecución del éxito. En “el llanero solitario” este ex oficial de la ley en esa época de principios de siglo sabía que aunque sus intenciones eran buenas y quería hacer cumplir la justicia, sabía que no lo podía hacer solo. Ahí aparece su inseparable amigo “toro”. Ahora eran dos.
La semana pasada, leyendo mi libro favorito, me encontré con varias pasajes de los cuales quiero hacer uso para ilustrar mi punto sobre la unidad. En el libro de Eclesiastés Dios trae una serie de exhortaciones a su pueblo debido a lo que El veía que estaba pasando entre ellos…Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito. Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas. (Eclesiastés 4 NTV).
Posteriormente Dios continúa invitándonos a la unidad, a ayudarnos entre hermanos, a amarnos en realidad los unos a los otros… No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes. No se ocupen solo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás. Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. Hagan todo sin quejarse y sin discutir, para que nadie pueda criticarlos. Lleven una vida limpia e inocente como corresponde a hijos de Dios y brillen como luces radiantes en un mundo lleno de gente perversa y corrupta. (Filipenses 2 NTV)
Y citando un tercer y último verso, la instrucción sigue siendo clara, que estemos unidos, que lleguemos a un consenso en nuestra forma de pensar, de nuevo que nos amemos entre nosotros… Por último, todos deben ser de un mismo parecer. Tengan compasión unos de otros. Ámense como hermanos y hermanas. Sean de buen corazón y mantengan una actitud humilde. (1 Pedro 3 NTV)
Usted se preguntara ¿en qué aplica esto a mi vida hoy en el siglo 21 en Canadá? La verdad, yo considero que en mucho. Usted y yo tenemos mucho en común, si lo sé, también tenemos muchas diferencias, pero sabe una cosa, nuestras diferencias las debiéramos capitalizar como fortalezas, no como debilidades.
Los hispanos somos una comunidad de más de 1 millón de personas en Canadá, pero estamos tan divididos (divididos es lo contrario a unidos) que escasamente tenemos algo de visibilidad.
Lo quiero invitar a que haga este ejercicio: Imagínese a usted mismo, en su pequeño entorno, llamémoslo sus amigos, su barrio, su iglesia… ese pequeño entorno es un miembro de un cuerpo. Piense en uno de sus ojos. Ese pequeño grupo es un ojo de un cuerpo. Que pasa con ese ojo, puede ese ojo caminar? comer?, hablar? No… pero ese ojo puede hacer algo que otros miembros del mismo cuerpo no pueden hacer… el ojo puede ver!
De la misma manera deberíamos todos vernos como comunidad hispana. Unos tememos cosas que otros no tenemos, unos tienen talentos, conocimientos, que otros no tenemos, tenemos costumbres y tradiciones distintas, comida distinta pero nos une nuestro idioma y así nos ven los canadiense como individuos y como gobierno.
Apoyémonos, no nos ataquemos, si alguien de nuestra comunidad tiene una idea que aporte al bien de la comunidad, pues apoyémosla!. No critiquemos, ni envidiemos lo que alguien ya más hizo… más bien ofrezcamos nuestra ayuda para que otros puedan triunfar, pues si un hispano triunfa en Canadá, triunfa la comunidad completa, pero sólo si estamos unidos.
Hagamos sentir nuestra voz con el gobierno, apoyemos las gestiones políticas que miembros de nuestra comunidad están logrando con el gobierno canadiense. No necesariamente debemos estar todos de acuerdo en todo pero más bien busquemos en lo que sí estamos de acuerdo y trabajemos juntos en esa misma dirección. Busquemos lo que nos identifica, no lo que nos diferencia.
En días pasados tuve la oportunidad de hablar con algunos líderes de nuestros gobiernos latinoamericanos y todos coinciden en que si queremos tener voz audible ante el gobierno de Canadá debemos unirnos. Debemos generar oportunidades donde nos podamos unir. Apoyemos los eventos hispanos, sin importar si el organizador es A o B, lo que nos debería importar es que vamos a estar unidos, a compartir un tiempo como comunidad a relacionarnos y así podemos mostrar quienes y cuantos somos.
* Bernardo Riveros es el Director Ejecutivo de la empresa ILAC (International Language Academy of Canada), en Toronto.
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