POR JOSE TORIBIO / TORONTO /
“Vayan incendien, protesten si que no andan bien las cosas”. “Con éste nuevo personaje me ha llegado el deseo de volver a la Iglesia, de ser católico de nuevo”, es la expresión de algunos amigos que no recuerdan la última vez que pisaron la puerta de la Iglesia y con los cuales he tenido la oportunidad de dialogar un poco en los últimos días.
Claro está, Francisco el guía de la Iglesia Católica ha levantado y continua levantando los ánimos de muchos e inclusive el mío con su forma tan humana, tan sencilla y en donde no reprime a los que menos saben sino que les lava los pies y los abrazas.
¡Oh!, cuanto recuerdo a aquel “misionero.” Poco le faltó para que me echara a patadas de la sacristía. No lo hizo a patadas pero si que me sacó del lugar a empujones por el solo hecho de preguntarle del porqué de su sermón en contra de todo aquel que según él usaba la naturaleza como medicina. Pero no solo eso, al domingo siguiente llegué al lugar con mi familia buscando como todo humano un poco de fortalecimiento. Una vez en su podio, atento estuvo cual Dios que del cielo había bajado el tal “Misionero” en espera de ver llegar aquel pecador, ignorante capaz de cuestionarlo. Varias fueron las veces que golpeó el Atril diciendo: “Lo que yo dije el domingo pasado sobre la naturaleza es así y no como se creen algunos.” Salí del lugar y me dije: creo que éste pobre “Misionero” es más pobre que los que venimos los domingos buscando fortalecimiento espiritual. ¡Cuidado si es uno de los que las grandes corporaciones farmacéuticas han comprado para que desorienten a los ciudadanos sobre la importancia de la naturaleza y los beneficios que hay escondido en ella!. Golpeaba un pensamiento mientras transcurrían el tiempo y al pensar en aquel personaje.
Estoy en creer que Francisco ha entendido que Dios está perfectamente bien en el lugar en que se encuentre. Que no castiga sino que los que nos castigamos somos nosotros mismos con nuestro desamor hacia nuestros semejantes. Pero está ahí, donde se encuentre, esperando a que sus hijos terminen de convencerse de que solo el amor podrá ayudarnos a crecer hasta convertirnos en los hijos que El espera.
Francisco entiende que la sociedad que el hombre ha construido anda mal. Que somos nosotros los que debemos de aprender a manejar nuestro propio barco si es que queremos un mundo mejor. Que los males que tenemos son solo obras de nuestros corazones. Que la ambición material se ha ido a los extremos y por lo tanto hemos de darle a la sociedad otro giro más humano.
Jesús El Cristo al escoger a sus discípulos consciente estaba, de que Pedro era casado. Le dio responsabilidades pueda de que mayores. Pero al parecer la contradicción es algo innato en la psiquis humana porque alguien quiso contradecir al maestro al poner nuevas reglas con respecto a la misión planeada para sus escogidos y la futura Iglesia. Es por eso que estoy en creer que ese Francisco que besa a los humildes los pies volverá a resucitar el mensaje que otros han callado, pueda que sepultado y dirá a los sacerdotes:
“Escuchen hermanos. Todo aquel que crea mantenerse en el Celibato, que crea conquistar su propio ego, continúe con tan hermosa y divina misión”. Y a los que no puedan, les dirá: “cásense para que no se torturen ni se engañen a ustedes mismos al traicionar a los que le han dado confianza abriéndole de sus casas las puertas, al conquistarle luego a sus señoras y a las empleadas y a los… Pero continúen ayudando a nuestra humanidad que tanto necesita de nosotros”.
Por eso, estoy en creer que Francisco con la ayuda de tantos buenos sacerdotes y la Iglesia que lo sigue, pondrá en las calles y la justicia en las cárceles a los Pedófilos que tantos daños han hecho a la misma Iglesia.
Estoy en creer que ese Francisco resucitará la Teología de la Liberación que otros han callado y no solo eso, sepultado. Ese trabajo social en donde a la juventud se le hizo ver que debíamos capacitarnos tanto en el aspecto religioso (el amor y el servicio a nuestros semejantes) así como en el aspecto político, porque era y es de extrema necesidad en una sociedad que su tendencia es a lo que luce más cerrada ante el reclama de los pobres. Pero sobre todo con dirigentes muchas veces corruptos, en especial en los países subdesarrollados.
La esperanza de hacer un mundo mejor, una sociedad más humana y en donde no haya tantas desigualdades económicas radica en quienes la administran. El cristiano consciente es la respuesta al reclama de una sociedad que busca la luz de un radiante sol pero para todo. Fue lo que nos hicieron ver aquellos sacerdotes de visión futurista. Pero no, todo ese hermoso trabajo que hicieron muchos de ellos se echó al olvido porque a los que no callaron amenazándolos de excomulgarlos los expulsaron de su misión o simplemente los trasladaron a lugares que jamás supimos de ellos. Desde ese entonces algunos nos dimos cuenta que decir Iglesia era como, decir Estado.
Si prevalece la injusticia, la corrupción política y las desigualdades económicas se profundizan, es precisamente porque la Iglesia no ha educado a los feligreses sobre la verdadera importancia de la política, del manejo del Estado y el papel del cristiano responsable ante la sociedad que tanto espera de cada uno de ellos. Por el contrario, lo que luces es que al llamado Cristiano lo han manejado de tal forma que a medida que la sociedad avanza más ajeno se le mira, diría que apático a su propia realidad. Pensar en el “Cielo” pero sufriendo en tierra es el reflejo de lo que vemos.
“Maestro; vamos a hacer aquí tres choza. Una para ti, una para Elías y la otra…” No pedro, allá abajo hay mucho trabajo, le decía el Maestro. Es verdad que no somos eterno en éste plano pero hacernos indiferentes por no tomar responsabilidades ante la sociedad podría ser difícil para los que soñamos con una sociedad más equitativa.
¿Es posible que un político en cuatro años de servicio termine en millonario con los recursos del pueblo y dejando a los suyos con las mismas condiciones de cuando lo usó para sus fines egoístas? No.
Un cristiano consciente de su rol, pienso que no hará lo mismo. Es por eso de la importancia de educar para que haya una sociedad más consciente. Mi corazonada es que Francisco volverá a retomar la idea de educar a los feligreses con la esperanza de que haya una sociedad más responsable con respecto a la palabra amor y su significado, sobre todo más humana.
*Jose Toribio es un poeta y escritor canadiense de origen dominicano radicado en Toronto.
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