POR ADRIÁN BARANCHUK*
(Segundo premio en el X Concurso de Cuentos nuestra palabra 2013)
Creo que ya es hora que terminemos con esta farsa, y me den el primer premio de una vez por todas, ¿o es que quieren regocijarse con la incertidumbre de los que inocentemente han enviado sus trabajos con la expectativa de verse premiados?, es verdad, yo también fui uno de ellos alguna vez, pero ahora la certeza de ser el ganador me tranquiliza y puedo disfrutar a mis anchas del errático discurso que el presentador está haciendo, aquí desde la tercer fila puedo ver cada uno de los movimientos que hacen sus manos, tan propio de nosotros los latinos, y las deflexiones de su voz, a veces aflautada, que le imprimen un toque infantil, bien, creo que esta perorata ya fue lo suficientemente larga y ahora debiéramos pasar a las premiaciones, digan rápido los nombres del resto, así, delante de mi familia puedo subir al estrado a recibir mi reconocimiento de una vez por todas, que me costó mucho llegar a tener la certeza que este año voy a ganar, y tuve que empezar por el principio, es decir, deshacerme de la competencia, lo que verdaderamente no fue fácil, ya que si bien eliminar al cubano que ganó la edición un tiempo atrás fue relativamente sencillo, ustedes seguramente recordarán los titulares “escritor premiado se quita la vida junto a su pareja en apartamento de la calle Drummond en Montreal”, fue mucho más difícil simular el accidente de auto del arquitecto de Calgary o la intoxicación con Escherichia Coli de la ingeniero venezolana, es increíble como a pesar del altísimo coeficiente intelectual de este jurado, nadie haya atado cabos antes, como nadie arriesgó pensar que la muerte de los tres finalistas de una misma edición pasada fuera mera coincidencia, en fin, está demostrado que para ser jurado de un concurso de cuentos no hace falta tener sentido común, solo basta haber publicado algún cuentito o haber ganado algún concursote o haberse encamado con el mequetrefe este que ahora, mezcla de indígena con “niño bien”, educado en escuela de doble idioma, mezcla repugnante de latinoamericanista repulgado izquierdoso, con canadiense venido a menos, digo ahora, parece poner fin a su acaramelada presentación y de una vez por todas dará a conocer los nombres de los ganadores, que ya se me entumeció la espalda por estar sentado con el cuerpo hacia adelante, en parte por la expectativa de subir presto al estrado a recibir mi estatuilla de acrílico transparente con mi nombre encriptado y en parte para disimular el caño recortado de mi Baretta 92 que inflama mi axila derecha, con la que ahora apunto directamente a la frente del presentador, y mi dedo índice acariciando el gatillo que pugna por ser comprimido hasta el fondo, para que una bala calibre no sé cuánto, le parta el cráneo al director de este programa injusto, que otra vez no ve en mis letras, las letras de un ganador.
*Adrián Baranchuk. Médico Cardiólogo, Profesor Asociado de la Universidad de Queen’s, Director del Programa de entrenamiento en electrofisiología, autor de más de 200 publicaciones científicas y 20 capítulos de libros en la especialidad. Baranchuk obtuvo el segundo premio en el concurso “Cuéntanos de tu diversidad” auspiciado por la Comunidad Autónoma de Madrid y dos menciones honrosas en el Concurso Nuestra Palabra, edición 2010.
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