Obtener la ciudadanía debería ser una celebración, no el final de un camino lleno de abusos

Por Vilma Filici
vilma@filici.com

TORONTO.  La semana pasada, el nuevo Ministro de Inmigración y Ciudadanía, Chris Alexander, hizo un anuncio en el que dijo que iba a agilizar el proceso para obtener la ciudadanía canadiense. Al mismo tiempo, culpó a las personas que no se presentan al examen de ciudadanía o al juramento de la misma, por el atraso de casos que hay en este momento en dicho Departamento.

El Ministro Alexander explicó que para agilizar los casos que se encuentran estancados, lo que iba a hacer es que las personas que no atendieran a los llamados del Departamento de Ciudadanía iban a tener sus casos cerrados después de haberles dado una oportunidad de explicar el porque de haberse presentado. También donde hubiera una razón justificada por no presentarse se les daría otra chance de asistir a la cita. El ministro dijo que de esta forma se iban a poder mover los casos de las personas que en realidad sí se interesan por obtener la ciudadanía canadiense.

“El proceso de solicitud ha sido empantanado por mucho tiempo por aquellas personas que innecesariamente retrasan el proceso para todos los demás y no toman el proceso con seriedad. Nosotros estamos comprometidos a asegurar que aquellos que han cumplido con las normas y que han seguido el proceso para convertirse en buenos ciudadanos no tendrán que esperar detrás de la gente que no se presentan a sus exámenes de ciudadanía o a las entrevistas, o los que no atiendan el cuestionario de residencia”, dijo el Ministro.

Lamentablemente es típico de este gobierno, y particularmente del Departamento de Inmigración y Ciudadanía, el crear crisis para después tratar de salir adelante como héroes que están tratando de solucionar el mismo problema creado por ellos.

Todos recordamos que en marzo del año 2011, cuando comenzaron los problemas en el Líbano, había alrededor de 10 mil ciudadanos canadiense que estaban residiendo en dicho país y que pidieron ayuda al gobierno canadiense para que los trajera de regreso a Canadá.

Desde ese momento comenzó toda una campaña en contra de las personas que se hacían ciudadanos canadienses simplemente por conveniencia, y que después no permanecían o no residían en Canadá.

Paralelamente, se descubrió también a una banda de delincuentes que estaba falsificando documentos para residentes permanentes canadienses que residían y trabajaban fuera del país, a quienes hacían aparecer como que sí estaban viviendo en territorio canadiense para que pudieran solicitar la ciudadanía. Con esta documentación falsa, estas personas podían obtener la ciudadanía canadiense sin tener que cumplir el requisito de tiempo requerido (que son 1095 días en un periodo de cuatro años) de residencia en Canadá, burlando al Departamento de Inmigración y Ciudadanía.

A partir de ese momento, el Departamento de Ciudadanía, que se encontraba en esa época bajo el mando del Ministro Jason Kenney, comenzó lo que podríamos decir que prácticamente ha sido una cacería de brujas.

Porque desde entonces, la mayoría de residentes permanentes en Canadá que solicitan la ciudadanía canadiense, son percibidos en la lógica de que podrían ser personas que están cometiendo fraude, un enfoque sobre el que ya hemos escrito en columnas anteriores.

Bajo esa premisa, hemos visto en los últimos dos años una cantidad enorme de personas que en su proceso de ciudadanización se presentaron el día del examen al lugar indicado, y que después de rendir el examen recibieron un cuestionario de residencia permanente y una lista de documentos que debían presentar a fin de comprobar que en realidad cumplen con el requisito de los 1095 días de residencia física en Canadá.

Esta situación lo que ha provocado es que un proceso que normalmente se estaba tardando un año en ser tramitado, ahora se esté atrasando hasta cuatro años. Y obviamente este problema ha sido creado directamente por el Departamento de Ciudadanía que exige una cantidad absurda de documentos a las personas que están haciendo su trámite para obtener la ciudadana canadiense.

Entre los documentos que se piden, por ejemplo, están los records de entradas y salidas a Estados Unidos, los records del Ministerio de Salud, records de entradas y salida a Canadá, las declaraciones de impuestos de los últimos cuatro años, cartas de trabajo de los últimos cuatro años, estados financieros de los últimos cuatro años, etc., etc., etc.

Algunos de estos documentos es muy sencillo obtenerlos, pero otros por el contario requieren de mucho tiempo dado que uno tiene que hacer una solicitud al Departamento correspondiente para que se los envíen, y luego esperar a que lleguen, lo cual en algunos casos puede tardar entre cuatro a seis meses.

Esa es definitivamente la razón del enorme atraso que hay en el proceso para obtener la ciudadanía canadiense. Lo que implica que si el gobierno no partiera de la base de que la mayoría de residentes permanentes que solicitan la ciudadanía está mintiendo, esto no hubiese sucedido.

Hay que reconocer que en realidad sí hubo un problema con personas que se hicieron ciudadanos canadiense y que después se fueron a vivir al Líbano, y hay que reconocer también que efectivamente hubo un problema con esa banda de delincuentes que estaba falsificando documentos para que residentes permanentes que no estaban físicamente en Canadá pudieran solicitar la ciudadanía, pero eso no significa que todos los residentes permanentes que están solicitando la ciudadanía canadiense estén cometiendo fraude y no justifica el trato que están recibiendo las personas que cumplieron con las leyes.

Yo personalmente conozco  a muchísimas personas que han cumplido plenamente con los requisitos establecidos en la ley, que han hecho su solicitud y se han presentado a su examen, pero que han pasado años y siguen esperando poder finalizar su proceso de ciudadanización. Esto definitivamente lo que les deja a estos residentes permanentes es una sensación muy agria de todo este proceso.

Y esto es muy lamentable, porque la obtención de la ciudadanía canadiense debería ser toda una celebración, el culmen de haberse podido adaptar al país, la felicidad por haberse establecido en esta sociedad y haber llegado al momento de sentir plenamente que se encuentran en su casa. Sin embargo, lo que está sucediendo actualmente es que los residentes permanentes que quieren obtener su ciudadanía canadiense en vez de poder celebrar este hecho, lo que están haciendo es enfrentando una serie de abusos que eventualmente podría llevarlos incluso a perder el deseo de ser ciudadanos de este su nuevo país.

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