Vida y muerte: arte indígena mexicano

TEXTO: YENSY ORTIZ / FOTOS: CLAUDE FOREST / MONTREAL /
Chaquira, madera y tierra en diferentes colores, son algunos de los materiales utilizados en las diferentes obras de arte que se exponen en el Espacio México, del consulado de ese país en Montreal. En total 14 grupos indígenas de las zonas norte, centro y sur dejan ver su inspiración materializada en cuadros, jarrones, instrumentos musicales y vestimentas.

Elementos como el maíz, venado, el sol y la flor de Peyote, una flor con efectos alucinógenos que utilizaban para comunicarse con divinidades, están presentes en el arte Huichol y son la puerta de entrada a su cosmovisión.

Lorena García, integrante del proyecto Espacios de Arte Nómada, explica que todo está relacionado con la manera en que los también llamados Wixarika conciben la creación de la tierra.  “Tiene que ver de donde salió el sol, que el hermano venado fue a buscar dónde salía el sol, la flor de peyote sale de la huella del venado, de la flor de peyote salen unas semillas que llegan a sus comunidades y es de donde nace el maíz”, ilustra.

Esta etnia se sitúa al centro del país azteca, principalmente en Nayarit y Jalisco.

Los Otomí y Nahua, también de la región central se hacen notar con sus trabajos finamente elaborados. Los primeros, con sus piezas a base de papel amate y la platería a mano con técnicas como el repujado y la filigrana. Mientras que los Nahua, famosos por “el árbol de la vida”; una obra hecha con barro que muestra las diferentes etapas de la existencia y su relación con la tierra y lo que de ella se produce.

Al sur, los Zapotecas asombran con sus calados sobre vasijas de barro negro, procedente de Guajaca, los cuales han elaborado con un fino tacto prescindiendo del tradicional torno. El brillo en sus piezas lo han incorporado al descubrirlo accidentalmente.

Los Tseltales, propios de la zona de Chiapas, moldean sus obras mezclando arcilla, arena y barro, a las que agregan pintura como toque final. Los Tsotsiles también de esa región, se caracterizan por sus vestimentas elaboradas a mano “un trabajo que corresponde a las mujeres y que lo hacen con el telar de cintura”, indica García.

La música es la expresión del alma misma y como parte de ese ciclo de vida, los Yaqui y Mayo (de la zona norte) han dejado su sello con los Tenábaris. Estos son instrumentos confeccionados con capullos secos de mariposas, sujetados con hilo, los que han sido rellenados con pequeñas piedras de forma previa. De ellos emana un sonido similar al de cuando se pisa la hojarasca y son utilizados para la danza del venado.

Cada una de las etnias se han apropiado de los recursos a su alrededor para con ellos manifestar su espíritu. El uso de pieles y cabellos es muy predominante entre estos grupos indígenas. En tanto, los Tarahumara, su expresión artística está ligada con la madera.

La mayoría de grupos, a excepción de los Paquimé, aún existen. Su legado se mantiene vivo gracias al interés del mexicano Juan Quezada quien tras varias pruebas descubrió la técnica utilizada. Sus conocimientos han sido transmitidos a casi la totalidad de los residentes de Mata Ortiz, en Chihuahua.

“Utilizan brochas elaboradas con cabello humano para realzar los trazos finos”, explica Mariana Garber. Los colores “salen de la tierra” y provienen de los diferentes cerros que rodean Mata Ortiz. Este arte se caracteriza por quemar los jarrones en una hoguera al aire libre.

Como parte de esa cultura ancestral y que se mantiene viva, también se colectó la música que producen esos grupos indígenas.

Carlos Fernández fue uno de los encargados de esa labor, quien notó una diferencia entre la manera de interpretar los ritmos “entre la gente mayor y los jóvenes”. La tarea demoró poco más de tres semanas.

Lo más difícil era convencerlos para colaborar. “Son muy desconfiados. Dicen que se han aprovechado de ellos”, puntualiza Fernández.

La exposición titulada “Vida y Muerte. Expresiones de lo cotidiano en la Cosmovisión de los pueblos Indígenas Contemporáneos”, es un proyecto itinerante de Espacios de Arte Nómada. En total 43 piezas han sido puestas a la vista de sus visitantes.

La gira ha iniciado en Montreal, Quebec, Canadá y que llegará a Boston, Washington, Nueva York y Austin Texas, en Estados Unidos.

Una muestra similar será inaugurada este mes en la Riviera Maya y en Los Cabos, México.

 

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