COLOMBIA: La misión periodística de Roméo Langlois

CONSTANZA VIEIRA / BOGOTÁ /
El francés Roméo Langlois, corresponsal en Colombia de varios medios de su país, se quitó el casco de soldado y el chaleco antibalas y corrió en dirección a la guerrilla durante un combate contra tropas del ejército colombiano el sábado 28, informó el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón.
El gobierno colombiano clasifica a Langlois como “desaparecido”, mientras Francia lo denomina “prisionero” y “secuestrado”.

“Roméo fue impactado por una bala en su brazo izquierdo. Fue herido. Y, por la presión que allí se vivía, se quitó el casco y el chaleco y se desplazó hacia el área donde estaban los guerrilleros”, sostuvo Pinzón.

Langlois llevaba ambas prendas de uso militar porque así lo ordena el ejército colombiano a los periodistas que cubren operaciones bélicas al lado de sus tropas.

La consigna entre los periodistas es quitárselos de inmediato si hay un ataque, para evitar ser confundidos con combatientes.

Según varios testigos del ejército que participaban en una operación antinarcóticos, Langlois abandonó su cámara y, advirtiendo su condición de civil y periodista, se dirigió hacia donde disparaban los guerrilleros de las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

“Me parece que en ningún momento ha habido un secuestro del corresponsal por parte de la guerrilla”, dijo a IPS el periodista y sociólogo Alfredo Molano.

“Hasta donde se entiende, por la versión de fuentes oficiales, el periodista se entrega voluntariamente a los vencedores del combate, que en ese momento es la guerrilla. No podía hacerlo a la policía o al ejército, porque habían sido derrotados. Por lo tanto, levantó la bandera blanca ante los vencedores del encuentro”, agregó.

Corresponsal del canal de televisión France 24 y del diario Le Figaro, Langlois vive en Colombia hace 12 años y es considerado por sus colegas de la prensa extranjera un arrojado especialista en el reporteo del longevo conflicto armado de este país sudamericano, de los intereses económicos que lo sostienen y de sus víctimas.

Junto con la también francesa Pascale Mariani realizó el filme documental “Pour tout l’or de Colombie” (Por todo el oro de Colombia), que se exhibe actualmente en muchos canales del mundo.

Los hechos ocurrieron el sábado 28 en el caserío Buena Vista en Unión Peneya, un sector del municipio Montañita en la región del Caguán, parte del sureño departamento del Caquetá.

Esa región hizo parte de los 42.000 kilómetros cuadrados que desmilitarizó el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) para adelantar diálogos de paz con las FARC, que a la postre fallaron.

Langlois trabaja en equipo con el documentalista italiano Simone Bruno. Ambos llegaron el martes 24 a la base militar de Larandia, en Caquetá, con el fin de ilustrar un reportaje que preparan para France 24 y Le Figaro sobre narcotráfico.

Coincidieron allí con una unidad del canal de televisión estadounidense NatGeo (National Geographic Channel) que buscaba grabar una operación antinarcóticos.

La operación no se realizó el martes y fue pospuesta también el miércoles, el jueves y el viernes. El equipo de NatGeo se retiró y Bruno regresó a Bogotá a cumplir otros compromisos profesionales.

IPS supo el domingo 29 que hace aproximadamente una semana las FARC bloquearon el ingreso a la región de una misión de rutina de defensores de derechos humanos debido a que, según rumores, preparaba varias operaciones bélicas en la zona.

Finalmente, una fuerza combinada antinarcóticos del ejército y la policía efectuó el sábado 28 la incursión en Unión Peneya.

Las versiones oficiales difieren sobre qué ocurrió y cuántas bajas hubo por los disparos que se lanzaron desde tierra contra un helicóptero de fuerzas del Estado. Los uniformados muertos habrían sido entre cuatro y 21.

La organización internacional Reporteros Sin Fronteras sostuvo en un comunicado este lunes 30 que “el conflicto armado colombiano también implica, en sí, la guerra de palabras y de medias verdades que pueden tener consecuencias peligrosas para sus víctimas”.

“Las investigaciones deben continuar y no debe difundirse ninguna afirmación que pueda exponer a Roméo Langlois a más riesgos, en tanto su situación real no haya sido confirmada”, agregó el texto.

Bruno, a quien le fue robado su computador en Bogotá en extrañas circunstancias el mismo sábado, viajó de nuevo a la región muy temprano el domingo.

En la tarde, dijo desde Caquetá al noticiero de televisión Canal Capital que el ejército le advirtió que le devolvería las cámaras de video de Langlois, pero sin las tarjetas de memoria, es decir sin las imágenes que éste habría registrado.

Bruno dijo no entender de dónde surge la información de que Langlois está “secuestrado” y subrayó que el gobierno colombiano lo da como “desaparecido”.

Los periodistas que acuden a cubrir este tipo de operaciones reciben conferencias de inducción por parte de los militares, en las que se les explican los riesgos a los que se enfrentan.

Aunque al transportarse en una nave militar los periodistas teóricamente no pierden su condición de persona protegida, establecida por el Derecho Internacional Humanitario para los civiles, según la misma normativa lo hacen “bajo su propio riesgo”.

Al respecto, el sacerdote jesuita y defensor de derechos humanos Javier Giraldo advirtió que este tipo de reporteo “es muy riesgoso y puede ser mal interpretado por el bando contrario”.

“Roméo Langlois es una persona muy conocida en el equipo de Colombianas y Colombianos por la Paz”, dijo a IPS Gloria Cuartas, integrante de ese grupo que obtuvo la libertad de 30 rehenes civiles y militares cautivos durante años por las FARC, así como el compromiso de esa guerrilla, en febrero, de no cometer más secuestros extorsivos de civiles.

“Puedo dar fe de lo que ha sido su compromiso con el cubrimiento del complejo conflicto social y armado colombiano y de su búsqueda por llegar a las víctimas y a las comunidades más afectadas”, agregó Cuartas, quien obtuvo en 2008 el Premio del Edicto de Nantes, que concede esa ciudad francesa a quienes obran de forma destacada “por la paz civil, el Estado de derecho y la libertad de conciencia”.

“A Roméo Langlois lo conocemos hace años los defensores de derechos humanos en Colombia”, señaló a su vez la psicóloga Claudia Girón, coordinadora de proyectos de la Fundación Manuel Cepeda Vargas.

Langlois ha destacado periodísticamente las “Galerías de la memoria”, exposiciones itinerantes que visibilizan la vida de víctimas de crímenes de Estado menos conocidas, recordó Girón.

“Langlois es de las personas que, desde una perspectiva ética, ha mostrado todas las aristas del conflicto, ha propendido para que en Colombia haya paz y ha mostrado la complejidad de este conflicto, en el que hay víctimas de todos los bandos y de todos los actores armados”, dijo Girón, y pidió respeto por su integridad.

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