YENSY ORTIZ / MOTREAL
Migró a Canadá junto a su familia cuando tenía 8 años. La dictadura en Argentina en la década de los 70 motivó la salida de su natal San Miguel, Tucumán. En 2004 fue electo miembro del Parlamento canadiense por Honoré-Mercier, Montreal, Quebec, bajo la bandera del Partido Liberal. Ahora es el segundo latinoamericano en la historia política de este país que ostenta un cargo ante el gobierno federal y el primero que rompe la marca en el número de reelecciones en un puesto de esa magnitud.
Desconocido para algunos, criticado por otros. Pablo Rodríguez es el único Miembro del Parlamento canadiense de origen latino que ha sido ratificado en dos ocasiones: 2006 y 2008; ahora confirma que correrá por su cuarto período.
El parlamentario se ha abierto espacio en la política a fuerza de perseverancia. Desde el cargo que ocupa, asegura que busca “abrirle los ojos” a los funcionarios canadienses para que vuelvan su mirada hacia América Latina.
Uno de sus desafíos ha sido la búsqueda de nuevos perfiles entre la “comunidad” que advierte dividida. La misma que le pide identificarse más con sus necesidades pero que se muestra apática al voto.
El funcionario asegura que la sociedad canadiense está abierta a recibir nuevos aspirantes latinos, pero que está en las manos de estos candidatos ganarse esos espacios.
Sin pretender convertirse en un líder, Rodríguez se compromete a apoyar a quienes se inclinen por la carrera política.
REVISTA DEBATE: ¿Cómo se siente al ser el único representante latino ante el Parlamento canadiense?
Me da mucho orgullo, pero en realidad a mí me gustaría que haya muchos más. Es una lástima porque es un sector que no hemos integrado nosotros los latinoamericanos, a nivel federal soy el único, a nivel del gobierno provincial no creo que haya, en los municipios uno aquí otro allá, pero muy poco. Hay un espacio político enorme que podemos y debemos ocupar.
RD: ¿Cómo llega Pablo Rodríguez a ser Miembro del Parlamento?
Siempre supe que iba a ser un político, siempre quise serlo. Mi padre hubiera preferido que yo haga a cosa pero la política está en la sangre y uno no se puede escapar cuando está en la sangre eso. Es esta voluntad de querer cambiar el mundo de cierta manera, querer mejorar la sociedad, cambiarla, de tener algo que decir en estos cambios, porque si uno no lo hace, si uno no va en política, le deja el espacio a otros.
Toda mi vida estuve involucrado de una manera u otra, cuando estaba en la escuela era dirigente de los estudiantes, hace varios años fui presidente de la Juventud Liberal de Canadá, fui presidente del Partido Liberal para Quebec y diputado. Empecé hace 18 años y empecé como cualquiera, ayudando a candidatos, ayudando a diputados, haciendo el puerta a puerta, poniendo los afiches en la calle y subiendo hasta ser presidente de la Juventud liberal y de ahí las cosas fueron rápido.
RD: ¿De qué manera se ha beneficiado la comunidad latina con su elección?
La comunidad latina tiene un representante lo cual es algo muy importante. Viene mucha gente a verme de cualquier parte de Montreal y hasta de más lejos. El hecho de tener un representante latinoamericano también abre los ojos a los colegas (diputados).
Nosotros en Canadá tenemos ese gigante al lado que es Estados Unidos que nos impide ver del otro lado, pero hay tantas oportunidades de comercio de intercambio con América Central y del Sur, hay un potencial ahí que no está desarrollado y yo quiero interesar a la gente en eso.
Desde que llegué ahí he creado el grupo interparlamentario Canadá-Argentina, soy presidente de Canadá-Argentina, soy presidente de Canadá-Chile, vicepresidente de Canadá-México, son los grupos que existen actualmente. Son grupos interparlamentarios de diputados y senadores canadienses y diputados y senadores de otro país, se discute sobre intercambio, temas económicos y culturales entre los países.
RD: ¿Considera que la comunidad latina está preparada para participar en política?
No hay una tal cosa como estar preparado, tiene que haber esta voluntad de decir nos vamos a
organizar y preparar a ciertos de nosotros para presentarse y ganar. Yo pienso que tenemos un potencial enorme, es una comunidad que se integró bien a la sociedad quebequense, a Montreal, quizá por el idioma el Español y el Francés que están muy cerca los dos.
Es una comunidad que está bien integrada pero que no quiso o no supo ocupar este espacio político, pero hay que hacerlo, no hay ninguna razón para no hacerlo. A nivel cultural estamos presente, a nivel de restaurantes y gastronomía también, pero a nivel político se necesita más latinoamericanos en los cargos políticos.
RD: ¿Cuál es su lectura ante la ausencia de un mayor número de latinos en la política canadiense? ¿A qué lo adjudica?
La política es algo totalmente inestable, no hay ninguna seguridad de carrera, es una lucha perpetua, y la gran mayoría de inmigrantes latinoamericanos y de otras comunidades, cuando llegan acá lo que quieren es una vida estable, quieren crear una familia, desarrollar una linda carrera, tener su casa, como todos los otros.
RD: Si se trata de enumerar los diferentes aspectos o el escenario para que la comunidad latina tenga un mayor auge en la política, ¿Qué haría falta?
En muchos casos es un esfuerzo individual de gente que está interesada en ir a la política y en el mayor de los casos tienen el apoyo de la comunidad que le pueda ayudar a juntar dinero para estructurarse, la comunidad como comunidad el problema que tiene es que no está unida, hablamos de comunidad pero es una comunidad de comunidades, no hay realmente una asociación que se reconozca para que se pueda discutir varias cosas, estamos bastante divididos, los salvadoreños tiene su asociación acá, los chilenos, los argentinos tienen un centro social allá. Y las pocas veces que se habló de unirse yo forme parte de esas discusiones, no se fue muy lejos. Quizá si fuésemos capaz de ser más coherentes, más unidos, eso ayudaría.
Y lo que me gustaría hacer, hace años trabajo en esa idea, es tener una casa de Las Américas acá, tener un centro cultural en el que la gente pueda reunirse, haya cursos de español, baile tradicional de otros países, gente que pueda venir y comer y autofinanciarse con eso. Que haya presentación sobre las Américas, porque hay mucho interés de la parte quebequense sobre las Américas por aprender Español. Yo voy a trabajar sobre eso cuando volvamos al poder, es tratar de ir a buscar fondos del gobierno Federal para crear ese espacio físico.
RD: ¿Está preparada la sociedad canadiense para un mayor número de funcionarios latinos que ocupen cargos en la política?
Sí, claro que sí y el sector privado también. Porque los latinos se están estructurando de más en más tienen un cierto poder económico, es una comunidad que se está poniendo más interesante para el poder privado y es una comunidad que para mí puede traer mucho a la función pública. Como funcionarios yo pienso que tiene que haber más latinoamericanos en diferentes sectores de la administración pública.
RD: En Estados Unidos el voto latino tiene peso, ¿Qué hace falta en Canadá para consolidar esa masa de votantes?
En Florida sin el voto latino no se gana, lo cual no es el caso en Canadá. Uno: hay menos latinos, dos: diría que está más dispersado, más integrado, lo cual no está mal. Pero no hay zonas donde uno dice el voto latino tiene una enorme influencia. En ciertos casos tiene alguna influencia pero no mucho.
Yo pienso que lo más importante es interesar a la gente a nivel político y también que la comunidad latina vote más, la comunidad latina no vota. Yo diría un latinoamericano sobre 4 vota, 25 por ciento.
No se puede por un lado decir yo me quedo en casa y no participo del proceso democrático y de otro lado decir que quiere un cambio y no hago nada para traer ese cambio, hay que ser consecuente. Uno quiere más espacio, más fuerza política, el voto es algo esencial en nuestra democracia y nuestra comunidad tiene que votar más.
SU PERFIL EN BREVE
Pablo Rodríguez tiene 43 años de edad. Llegó a Canadá junto a sus padres y dos hermanas como refugiados políticos en la década del 70. Estudió administración de empresas, se ha desarrollado en la gestión de proyectos y de ayuda para países en desarrollo, fue vicepresidente de Oxfam-Quebec durante 4 años. Tiene una hija de 9 años llamada Beatriz.
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