Una mujer no debe soportar ningún abuso por temor a que puede perder su residencia en Canadá

Por Vilma Filici
vilma@filici.com

Toronto. Recientemente llegó a mi oficina una muchacha, quien vino a Canadá con un permiso de trabajo. Me explicó que ya estando aquí conoció a un joven ciudadano canadiense quien le prometió matrimonio, y por tanto ayudarla también para que tramitara su residencia permanente en el país.

Este joven le dijo a la muchacha que dado que se iban a casar ya no era necesario que renovara su permiso de trabajo ni que tratara de presentar ningún otro trámite para obtener la residencia permanente en el país, porque él la iba a patrocinar en el momento que se casaran.
La muchacha  estaba muy enamorada de este joven, le creyó todo lo que le dijo y se casó con él. Dejó de laborar en el lugar a través del cual había obtenido su permiso de trabajo, vivieron juntos y tuvieron dos hijos… pero hasta el día de hoy este hombre no le ha ayudado a hacer ningún trámite para la residencia permanente y al parecer no tiene ninguna intención de hacerlo.
Esto ha provocado que la muchacha se encuentre en una situación bastante complicada, dado que además de la negativa a cumplir su palabra de patrocinarla para obtener la residencia permanente en Canadá, en la vida matrimonial hay mucho abuso verbal, emocional y hasta físico por parte del esposo, quien está amenazándola constantemente con que si ella no hace exactamente lo que él quiere, él va a llamar a inmigración, la va a hacer deportar y se va a quedar con los hijos.
Casos como este suelen suceder con alguna frecuencia en nuestra comunidad, y es muy importante que las personas, especialmente las mujeres que se encuentran en este tipo de situaciones, sepan que el gobierno canadiense no tolera bajo ningún punto de vista este tipo de abuso, y que si una persona se encuentra en una situación como esta lo primer que debe entender es que no es el compañero, en este caso el esposo, quien tiene el poder de deportar a la persona del país, sino que el Departamento de Inmigración es el único que se encarga de deportar, y únicamente lo hace después de que la persona pasa por todo un proceso debidamente regulado.
En esa lógica, si eventualmente este hombre llamara a inmigración para tratar de deportar a su esposa, probablemente lo que va a suceder es que efectivamente oficiales del Departamento de Inmigración van a llegar a la casa de la pareja, probablemente escribirán un reporte y, eventualmente, podría suceder que la persona fuera arrestada por un par de días, pero después de los cuales puede ser dejada en libertad bajo fianza.
En este sentido, es importante que si una persona se encuentre en una situación de este tipo busque ayuda de inmediato, y no solamente ayuda en lo que respecta a inmigración sino que también ayuda en la parte del abuso que existe. Esta ayuda la puede encontrar en muchos centros comunitarios y organizaciones de ayuda a las víctimas de abuso familiar, así como también en refugios mejor conocidos como “shelters” que han sido creados específicamente para ayudar a mujeres que se encuentran en este tipo de situaciones.
También es importante que en un caso como éste, donde hay niños de por medio, se consulte también con un abogado o un consejero que practique leyes familiares a fin de asegurarse de obtener la custodia de los pequeños.
En el caso en particular de la muchacha que llegó a mi oficina, lo que le expliqué es que se puede hacer una solicitud de residencia permanente en Canadá por razones humanitarias y de compasión, explicando la situación en la que se encuentra. De hecho le insistí en que en situaciones específicas como la de ella lo más indicado era presentar el caso de razones humanitarias antes de que se llegue al punto en el que el esposo la denuncie ante las autoridades migratorias.
Se tiene que explicar muy bien la situación en la que se encuentra esta mujer, contando la historia de cómo el esposo la hizo quedarse sin estatus en el país, sin trabajo y sin patrocinarla, y cómo ahora la está chantajeando por la simple razón de que no tiene estatus en el país.
Definitivamente que el Departamento de Inmigración  no va a penalizar a una mujer en una situación como ésta sino que todo lo contrario, dado que dentro de la reglas de inmigración, y específicamente dentro de la sección que permite procesar un caso por razone humanitarias, la misma sección de ley le permite a un oficial de inmigración eliminar cualquier requisito migratorio que ese oficial de inmigración crea necesario para poder ayudar a la persona.
Definitivamente en un caso como el de esta jovencita, lo que ella tendría que hacer la próxima vez que haya abuso físico es irse a un “shelter”, denunciar al esposo e iniciar el trámite de residencia permanente por razones humanitarias y de compasión. Inclusive puede solicitar asistencia social para mantenerse ella y sus hijos, y también puede solicitar asistencia legal para hacer el trámite de familia y también el trámite migratorio por razones humanitarias.
Una de las varias alternativa para resolver el problema migratorio y legal de familia son diversas empresas de abogados o consultores que en situaciones como éstas ayudan a las personas “pro bono”, es decir sin cobrarle a la persona, porque entienden la situación en la que ésta se encuentra.
Lo importante en todo caso es que una familia que esté atravesando una circunstancia como ésta, especialmente la madre y los niños, no se queden en esta situación de abuso. En este sentido, es fundamental saber que no es necesario aguantar un situación de abuso verbal, físico y emocional como en este caso, y que aun si se tiene que vivir de la asistencia social por un tiempo se puede hacer, explicando en el área migratoria que hay razones bien fuertes por las cuales la ayuda de asistencia social es necesaria. Con esto quiero decir que una persona de todas maneras puede ser aceptada para permanecer en Canadá por razones humanitarias aun sin estar trabajando.

 

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