Crónica de una telenovela de mal gusto entre el presidente de EE.UU., Donald Trump, y Canadá

¿Qué es lo que busca el mandatario estadounidense? ¿es un problema de fentanilo? ¿económico? ¿o realmente quiere apropiarse de Canadá?

POR OSCAR VIGIL / TORONTO /

Acuerdos para los que hubiera sido suficiente una reunión de ministros, o como máximo una conversación al más alto nivel entre el Primer Ministro de Canadá y el Presidente de los Estados Unidos, requirieron de todo un drama que ha movido una infinidad de especulaciones políticas y de fuertes emociones, que parecieran estar separando a dos países que tienen fuertes lazos históricos.

El anuncio de imposición de tarifas de importación del 25 por ciento a todos los productos canadienses en los Estados Unidos, (excepto los energéticos, que serían gravados únicamente con el 10 por ciento), y la contramedida canadiense de gravar también con el 25 por ciento de impuestos a un buen seleccionado grupo de productos estadounidenses por un total de 185,000 millones de dólares, encendió las bolsas de valores, las salas de redacción de los medios de comunicación, e incluso a los fanáticos de los deportes canadienses que abuchearon a los equipos estadounidenses que jugaban en este país al momento de que entonaban su himno nacional.

Fue toda una telenovela, mexicana, venezolana, colombiana o brasileña, cualquiera, pues en esencia todas son similares y explotan y llevan el drama a su máxima expresión.

El presidente Trump cumplió el sábado su amenaza de imponer aranceles severos a México, Canadá y China, preparando el escenario para una guerra comercial desestabilizadora con los principales socios comerciales de Estados Unidos.

Trump impuso a Canadá y México aranceles del 25 por ciento a todos los bienes, con una excepción para las exportaciones canadienses de energía y petróleo. Estas estarán gravadas con un 10 por ciento. Trump también impuso un arancel del 10 por ciento a los productos chinos. Los gravámenes entrarían en vigor poco después de la medianoche del martes y se sumarían a los aranceles existentes.

El presidente Trump dijo que estaba imponiendo los aranceles hasta que se aliviara el flujo de migrantes y fentanilo ilegal hacia Estados Unidos.  Y las órdenes ejecutivas de Trump contenían una cláusula destinada a disuadir a los gobiernos de contraatacar. Si México, Canadá o China tomaban represalias con sus propios gravámenes, las órdenes establecían que Estados Unidos podría responder con gravámenes aún más altos.

Cuando se le preguntó qué podían hacer los países para que se eliminaran los aranceles, el funcionario dijo que la métrica más importante sería si los estadounidenses seguían muriendo por sobredosis de fentanilo, así como la cantidad de fentanilo que se recupera en la frontera. La administración Trump ha dicho que las drogas sintéticas estaban matando a aproximadamente doscientos estadounidenses por día, lo que ponía a prueba a las comunidades y al sistema de atención médica.

Pocas horas después del anuncio del Presidente Donald Trump, el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, dio una conferencia de prensa, luego de haberse reunido con los Premieres de las provincias y territorios del país, y en un emotivo mensaje a la nación anunció también la imposición de tarifas a una serie de productos estadounidenses.

El primer ministro impuso aranceles de represalia por 155,000 millones de dólares canadienses contra Estados Unidos, en una contundente respuesta a la decisión del presidente Trump.

Pero dejó claro que Canadá lo hacía a regañadientes. “No queremos estar aquí”, dijo Trudeau en un discurso televisado desde Ottawa en el que evocó los profundos lazos entre los dos vecinos y estrechos socios comerciales. “No pedimos esto”.

Luego, el domingo, Canadá publicó una lista detallada de todos los productos estadounidenses importados a Canadá que estarían sujetos al arancel, incluidos cientos de productos como miel, tomates, whisky y mantequilla de maní. También figuraban en la lista prendas de vestir, artículos de porcelana como inodoros y bañeras, así como refrigeradores y lavaplatos.

Los aranceles iniciales por valor de 30,000 millones de dólares canadienses comenzarían el martes, cuando entraran en vigor los aranceles estadounidenses, y le seguirían los aranceles sobre productos por valor de 125,000 millones de dólares canadienses en las próximas tres semanas, una demora que, según dijo, permitiría a las empresas canadienses prepararse.

Y Trudeau agregó que se estaban considerando más medidas, incluida la limitación o imposición de impuestos a las exportaciones de energía de las que depende Estados Unidos.

Parte del discurso de Trudeau abordó la afirmación de Trump de que Canadá es responsable de una importante afluencia de fentanilo y migrantes irregulares a los Estados Unidos. En respuesta, Trudeau presentó datos recientes que muestran que solo alrededor del 1 por ciento del fentanilo en los Estados Unidos se origina en Canadá. También dijo que aproximadamente el mismo porcentaje de cruces irregulares hacia los Estados Unidos ocurren en la frontera norte.

Pero también se centró en los vínculos históricamente estrechos entre Canadá y los Estados Unidos, incluida la cooperación militar en dos guerras mundiales, así como en la Guerra de Corea y la guerra en Afganistán. “Desde las playas de Normandía hasta las montañas de la península de Corea, desde los campos de Flandes hasta las calles de Kandahar, hemos luchado y muerto junto a ustedes durante sus horas más oscuras”, apuntó.

Las provincias canadienses también comenzaron a responder a los aranceles: Ontario y Nueva Escocia dijeron que retirarían la cerveza, el vino y las bebidas espirituosas estadounidenses de sus licorerías propiedad del gobierno. El primer ministro de Columbia Británica anunció que la provincia dejaría de vender alcohol producido en estados republicanos.

A las pocas horas del anuncio de los aranceles estadounidenses, una ola de patriotismo económico se extendió por Canadá: los minoristas colocaron banderas canadienses en los estantes junto con productos de producción nacional, circularon en las redes sociales listas de alternativas canadienses a los productos estadounidenses y los principales políticos de todo el espectro instaron a los ciudadanos a “¡Comprar productos canadienses!”.

Pero finalmente, el lunes, a pocas horas de que entrara en vigor la guerra arancelaria, llegó la buena noticia a través de un tweet del Primer Ministro Justin Trudeau:

“Acabo de tener una buena conversación con el presidente Trump. Canadá está implementando nuestro plan fronterizo de 1,300 millones de dólares: reforzar la frontera con nuevos helicópteros, tecnología y personal, mejorar la coordinación con nuestros socios estadounidenses y aumentar los recursos para detener el flujo de fentanilo. Casi 10,000 efectivos de primera línea están y seguirán trabajando para proteger la frontera”.

“Además, Canadá está asumiendo nuevos compromisos para designar un zar del fentanilo, incluiremos a los cárteles en la lista de terroristas, garantizaremos vigilancia permanente en la frontera y lanzaremos una Fuerza de Ataque Conjunta Canadá-Estados Unidos para combatir el crimen organizado, el fentanilo y el lavado de dinero. También he firmado una nueva directiva de inteligencia sobre el crimen organizado y el fentanilo y la respaldaremos con 200 millones de dólares”.

“Los aranceles propuestos se suspenderán durante al menos 30 días mientras trabajamos juntos”.