Entran en efecto recortes en tranvías y en buses de la TTC, pero reversan los recortes en el subway

POR OSCAR VIGIL / TORONTO /

Con toda seguridad en más de alguna ocasión le ha tocado ver, cuando viaja en los buses de la TTC, que el chofer se estaciona, abandona la unidad de transporte y luego regresa con un vaso de café fresco en la mano. Pues bien, a partir del pasado fin de semana, ese pequeño atraso es insignificante en comparación con los recortes que se han realizado al sistema de transporte público de la ciudad.

Sí, luego del incremento de 10 centavos al pasaje ocurrido en el mes de abril, el fin de semana entraron en vigor nuevos recortes al servicio. Es algo así como que tras corneado, apaleado, porque ahora se debe esperar más tiempo para que lleguen las unidades.

La Línea 1 y 2 del metro se encuentran, o encontraban, entre las 14 rutas donde el servicio ha sido reducido: la frecuencia de los trenes en la línea Yonge-University disminuyeron de cada 3 minutos a 4 minutos durante la hora pico entre semana, de 3 minutos a 6 minutos durante el mediodía y la noche, y desde 5 minutos hasta 8 minutos desde las 10 p.m. hasta el final del servicio.

Pero un momento, en una noticia de última hora, la TTC dijo este martes que le va a dar retroceso a esta decisión y que los trenes subterráneos circularán en las Líneas 1 y 2 cada seis minutos después de las 10 p.m. cada noche, pero en el resto del día y los fines de semana los recortes continúan.

Esta marcha atrás es debido a “una reducción en el ausentismo entre los empleados”, aseguran. Pero al parecer esa “disminución en el ausentismo entre los empleados” no aplica para las rutas de tranvía, incluidas 512 St. Clair y 506 Carlton/College, y para las rutas de autobús, incluidas 32D Eglinton West y 52G Lawrence West, las cuales si están siendo afectadas con los tiempos de espera desde el pasado domingo.

Pero “los recortes son generalizados y afectan a todos los modos y todos los vecindarios”, dijo en su momento Shelagh Pizey-Allen, directora ejecutiva de TTCriders, como que si la democracia en la desgracia fuera algo que se debería celebrar.

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