SAMO (no) está muerto

MAO CORREA / TORONTO /
De las paredes a los lienzos y de las calle a las mejores galerías del mundo, así fue la participación en la historia del arte contemporáneo de éste gran pintor, artista del grafiti y músico neoyorquino. Su obra habla de arte marginal, arte en estado puro, salvaje, político, rebelde y carente de lo que se creía era la estética plástica hasta ese momento. El pequeño-gran Jean Michel Basquiat (1960-1988) alcanzó en muy poco tiempo un éxito y notoriedad nada comunes.

Con tan sólo 20 años, Basquiat era ya un artista muy reconocido por su arte callejero y la fascinante posibilidad de expresar con el todo lo que su mente le dictaba. Se dio a conocer con el seudónimo de SAMO (“Same Old shit”), y con su lenguaje sarcástico, irreverente y cargado de crítica logró hacerse notar entre los miles de garabatos y pinturas que los jóvenes de los barrios marginales de Nueva York hacían en tapias, vallas, andenes, túneles, portones  o vagones del metro de la ciudad.

Años después, cuando su nombre se volvió famoso, esos grafitis que alguna vez hizo se volvieron presa de los oportunistas que arrancaban puertas, rejas y pedazos de paredes donde el nombre de SAMO aparecía para venderlos a precios inimaginables. Sus obras, esas que hoy se venden con cifras de varios ceros, fueron alguna vez las postales, bocetos y camisetas que él vendía en las calles o intercambiaba por cigarrillos o cualquier cosa que le ayudara a sobrevivir en esos edificios abandonados que el decidió habitar a pesar de que su familia gozaba de un relativo posicionamiento social.

Es en esta época de nómada urbano, cuando en su último grafiti escribió SAMO is dead, que su arte por unos meses se vuelve música, toca en una banda y realiza algunas producciones de video.

Volviendo a la pintura, su excepcional elocuencia gráfica, su visión distorsionada de la realidad, su curiosidad intelectual, su fascinación por el expresionismo abstracto y su contemplación hacia Franz Kline, Jackson Pollock, Willem de Kooning, y Jean Dubuffet entre otros grandes, además de sus raíces Haitiano-Puerto Riqueñas, llevan a Basquiat a crear un verdadero estilo propio. Un fascinante equilibrio del color, que con tensiones entre grafismos, rayones, letras, y elementos publicitarios, crean una muy particular forma de hacer arte. Era como el mismo afirmó, el nacimiento del post-pop, ese arte que relaciona productos/mercancía, glamorosidad e impacto visual.

Su amistad con el artista y activista social Keith Haring y con Andy Warhol, el grande del Pop-Art, sumado al boom mercantilista del arte en Nueva York a comienzo de la década de los 80s, fueron determinantes en su carrera y ayudaron a que en menos de dos años su sobresaliente cualidad expresiva y plástica se conocieran mundialmente. En su corta carrera realizó alrededor de 40 exposiciones personales y participó en más de 100 colectivas.

El arte de Basquiat se centró en explorar binomios sociales contrarios como la riqueza y la pobreza, la integración y la segregación, y en atacar poéticamente las estructuras políticas, sociales y los sistemas de racismo, desigualdad y colonialismo que se perpetúan en nuestra sociedad.

Fue vanguardista al ser el primer artista afro-americano que desafío el estereotipo racista blanco que consideraba a los negros buenos deportistas, bailarines o músicos, pero nunca maestros de las artes plásticas. Siempre fue un activista en contra del consumismo desaforado en el que está sumido el mundo, y en especial Norteamérica. Por esto es que en varias de sus obras encontramos logos y marcas de productos que son, sin que lo hayamos pedido, parte de nuestro lenguaje, de nuestra iconografía actual. Basquiat los tachaba, los distorsionaba, los satirizaba.

La intensidad de su obra era sólo una muestra de la intensidad de su vida. Su temprano deceso a la edad de 27 años como resultado de una sobredosis, es, a mi modo de ver, el reflejo paradójico de quienes buscando subvertir el orden estético imperante terminan exiliados, muchas veces sin desearlo, en el vacío de la exigencia productiva y en el mercantilismo que aniquila sus imágenes y sueños. Nos queda su inmensa obra, un sin número de expresiones visuales que nos hablan, nos interpelan, nos cuestionan, y a algunos hasta incomodan.

Basquiat es complejo, es imagen y es también mensajes encriptados, grafismos sobre bocetos tachados que exigen ser re-observados e interpretados, caóticos collages con ideas organizadas, planos culturales y contraposiciones antropológicas, y mucho más que sólo exponiéndose a verlo se puede sentir y pensar. Y ahora es el tiempo. Entre el próximo 7 febrero y hasta el 10 de Mayo Basquiat estará con nosotros. La Galería de Arte de Ontario (AGO) presentará la primera gran retrospectiva de la obra del artista en Canadá. NOW’s is the Time  contará con cerca de 85 pinturas de gran formato y dibujos procedentes de colecciones privadas y museos públicos de toda Europa y América del Norte. Hay que ir, hay que verlo, hay que sentirlo porque a diferencia de lo que el mismo Basquiat algún día escribió ¡SAMO no está muerto!

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