“Nuestra historia es un poco la historia de la comunidad”. Con estas palabras definió Duberlis Ramos, Director Ejecutivo del Consejo de Desarrollo Hispano, la historia de esta organización comunitaria, en una cena de gala la noche del sábado 29 de noviembre para celebrar los 36 años de su fundación en esta ciudad de Toronto.
El evento festivo se caracterizó por la presencia de dirigentes de diversas organizaciones comunitarias, líderes políticos hispanos, miembros de los medios de prensa y de un público selecto que le ha dado su apoyo a lo largo de más de tres décadas de existencia.
Fue un acto bastante colorido –no sujeto a la formalidad típica de estos eventos- en el que hubo una expresión auténtica de nuestra hispanidad en tierras canadienses, además de reconocimientos, rifas, música y danzas latinoamericanas.
Los reconocimientos estuvieron centrados en el director ejecutivo del CDH y en don Luis Carrillo, director de Programas para los Jóvenes y las Familias conducidos por esta institución.
En entrevista para Revista Debate, Duberlis Ramos habló de los objetivos y logros del CDH a lo largo de su historia como ONG.
”Han sido 36 años de trabajos muy fuertes y complicados a veces. No olvidemos que el Consejo nació precisamente por la necesidad que generaba en Canadá y en Toronto el proceso de llegada de miles de refugiados de América Latina, comenzando en los años ’70 por los países del ABC (Argentina, Brasil y Chile), y luego de América Central. Un proceso delicado y difícil en el que ha habido problemáticas políticas, económicas y sociales”.
Al referirse a las labores especificas dentro de esas problemáticas, Duberlis –reconocido sin más adornos que su propio nombre- precisó que “las primeras tareas del Consejo fueron el acceso a los derechos de los refugiados, los derechos de las familias, el acceso a la educación, a las escuelas, a los servicios sociales y a la salud”.
Agregó que más tarde el CDH se lanzó a la tarea de resolver la problemática de las organizaciones comunitarias y de la solidaridad en el trabajo conjunto”.
Resaltó el pesimismo y el prejuicio de muchos que “siempre dicen que ‘venimos de países diferentes’ y que a veces nos cuesta comunicarnos los unos con los otros”.
“Históricamente –enfatizó- he desafiado ese concepto. Pienso que nuestra comunidad es muy especial. La diversidad agrega la posibilidad de encontrar en conjunto alternativas diferentes, alternativas enlazadoras”.
Puso como ejemplo el hecho aunar esfuerzos con otras organizaciones comunitarias, citando entre otras al Centro para Gente de Habla Hispana, a la Cámara Hispana de Comercio de Toronto, a la Fundación Las Flores y a la Casa Cultural Colombiana.
“En cada temática de la vida comunitaria hemos estado. Nuestra historia es un poco la historia de nuestra comunidad (hispana en Canadá)”, apuntó.
Con respecto a la participación cívica de los miembros de las comunidades hispanas, Duberlis precisó que “hoy en día es una preocupación nuestra la cuestión de la participación cívica (en la vida canadiense) y, obviamente, para poder llegar a la problemática de la marginalización económica”.
Al retomar las tareas del CDH, dijo que, “en el caso de los jóvenes, de la marginalización de las pandillas, estamos presentes para llegar al trabajo en el área de la pobreza y de la marginalidad económica”.
Sin embargo, se mostró optimista al expresar que “hoy en día estamos descubriendo algunos de los mejores elementos de nuestra comunidad. Es un privilegio ser partícipe de este gran proyecto histórico en que ya hemos empezado al punto de integración de una comunidad de casi un millón de miembros en Canadá, en que nos descubrimos que estamos presentes y somos parte de ese contexto nacional”.
Reconocimiento a Luis Carrillo
En la cena aniversario del CDH hubo un reconocimiento especial a al trabajador comunitario Luis Carrillo por sus 20 años de labor ininterrumpida como director de Programas para jóvenes y las Familias, que forman parte de los objetivos de esa organización.
En declaraciones para este medio de prensa hispana, Carrillo hizo un recuento de la historia de esos programas, en lo que respecta a las pandillas.
“Hace 20 años empezamos el trabajo con jóvenes pandilleros de la comunidad. Según la policía, había unos 500 jóvenes de unas 30 pandillas hispanas diseminadas por la ciudad. Algunas operaban en el parque de Christie, donde nos enfocamos”.
“Al principio –relató Carrillo- la policía entraba al parque. Los golpeaba. Los tiraba al suelo y los pisoteaba. Cuando iniciamos nuestra labor, los agentes policiales cambiaron su actitud y se medían frente a los jóvenes metidos en la delincuencia, porque sabían de nuestro trabajo y la protección de sus derechos como personas”.
Defendiendo a los jóvenes, expresó que “esos muchachos no nacieron pandilleros. Sus desviaciones se deben a muchas situaciones, por ejemplo, el racismo y la discriminación, los matrimonios rotos, las drogas en los hogares y la violencia doméstica, como resultado de la pobreza y la marginalización”.
Al evaluar los resultados a lo largo de los años, reconoció que “hoy en día prácticamente no hay pandillas de jóvenes hispanos en Toronto. Muchos se fueron a estudiar, a trabajar y se han dedicado a ser padres de familias”.
Concluyó asegurando que “la tarea aún no termina. El CDH mantiene esos programas ahora en la dimensión preventiva para que los jóvenes no caigan en la delincuencia de las pandillas”.
Han sido 36 años de compromiso y tesonera labor, de desalientos y frustraciones cuando no se ven los resultados inmediatos, pero la sociedad canadiense, en general, y las comunidades hispanoamericanas, en particular, han podido conocer los frutos del Consejo de Desarrollo Hispano, en cuyas páginas digitales www.hispaniccouncil.net hay informaciones ampliadas sobre sus objetivos, actividades y miembros actuales de su directiva.
*reyesobrador@hotmail.com
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